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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 334

Un cartel proserbio de las elecciones de Montenegro del 16 de noviembre muestra juntos a Donald Trump y Vladimir Putin. nald Trump en 2016 ha sido unir a los nacionalistas y no-intervencionistas en un asalto a la facción dominante de los internacionalistas. Esto nos acerca a la idea de lo que se puede esperar de él y de su Administración en los próximos cuatro años. Pero dado que el presidente electo no tiene experiencia en política exterior será determinante que los principales cargos en esta área —secretario de Estado, de Defensa y Asesor de Seguridad Nacional— tengan nociones básicas sobre asuntos internacionales y una visión sobre cómo transformar las promesas electorales en políticas. NOMBRAMIENTOS Donald Trump está inmerso en el proceso de selección de su equipo de seguridad nacional. Debe decidir quién, pero también cómo será el proceso de toma de decisiones. Aún no está claro si adoptará el modelo de Ronald Reagan, confiando plenamente en los secretarios para manejar los asuntos; si seguirá a Richard Nixon, reteniendo el control de la política exterior en la Casa Blanca a través de su Asesor de Seguridad Nacional; o emulará a George H. W. Bush con una solución híbrida. También hay quien se pregunta si será un equipo de rivales, ya que Donald Trump suele escoger a figuras contrapuestas para trabajar juntas porque afirma que los resultados son mejores. El principal ejemplo es la elección de Reince Priebus como su jefe de gabinete, conocedor del manejo de la política en Washington y nexo con los líderes del partido republicano en el Congreso, y de Steve Bannon, nombrado estratega jefe y consejero senior, contrario al establisment y que desde la plataforma Breitbart News ha flirteado con los elementos más extremos del espectro político norteamericano. Por ahora se ha desvelado el nombramiento de Michael Flynn como próximo Asesor de Seguridad Nacional, lo que parece avalar la voluntad de la próxima Administración de alejarse del consenso Boris Pejovic/EFE bipartidista internacionalista que ha predominado desde la II Guerra Mundial. Dado también el valor que Trump le da a la lealtad se puede esperar un papel muy relevante en la Administración del nuevo asesor. Sorprende la gran cantidad de generales —Flynn es uno de ellos— que se están barajando para varios puestos del equipo de seguridad nacional, dado que arremetió contra ellos durante la campaña acusándoles de haber fracasado en las guerras de Irak y Afganistán. El general Flynn es un buen y admirado militar y un excelente analista de inteligencia, aunque no es un pensador convencional al estilo de Washington. Deberá dar asesoramiento al presidente pero quizás más importante será su capacidad para coordinarse con el departamento de Estado, el Pentágono, las agencias de inteligencia, y demás entidades del aparato de seguridad nacional. El Consejo de Seguridad Nacional es el primer lugar donde hay que superar los desacuerdos, dar marcha atrás a aquellos instintos naturales del presidente y moldear las ideas. Los impulsos de Trump requieren asesores en un equipo que sirva de freno a sus peores instintos. Para ello deberán ser figuras independientes y el próximo asesor no parece cumplirlo. Flynn Ha designado a un militar, el general Michael Flynn, Asesor de Seguridad Nacional 56 Revista Española de Defensa Diciembre 2016


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