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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 334

expresó en su momento su oposición al waterboarding y otras formas de tortura ilegales, pero después de abrazar la campaña de Trump defendió esas prácticas (curiosamente, James Mattis, posible secretario de Defensa ha quitado a Trump la idea de la cabeza de que son prácticas efectivas). Pero aún preocupa más que las posiciones de Flynn en determinados asuntos se hayan radicalizado, retuiteando con frecuencia artículos de Breitbart News de Bannon, declarando que el Islam es «como un cáncer» y que «el miedo a los musulmanes es racional». El general Jim Mattis —otro militar y una leyenda entre los Marines— se postula como muy probable secretario de Defensa y ofrece mucha más tranquilidad que Flynn. Al igual que David Petraeus, otro general que se rumorea como potencial secretario de Estado si el puesto no va a Mitt Romney. Sean quienes sean los que formen el próximo equipo de política exterior y de seguridad nacional deberán dar una pronta respuesta a una serie de cuestiones, tanto para guiar a su equipo como para enviar un mensaje a aquellos líderes extranjeros que están ansiosos por tomar la temperatura del nuevo ejecutivo. También es cierto que, como presidente electo, Donald Trump se ha mostrado mucho más moderado en asuntos como el tema de la tortura, la OTAN y la retirada de las tropas de Corea del Sur. Entre las cuestiones más urgentes está dar los detalles sobre su plan para derrotar al Daesh, así como la declarada guerra contra el terrorismo yihadista que quiere conducir y los parámetros para medir su posible éxito. Deberá clarificar Jóvenes musulmanes participan en una protesta contra Trump en las calles de Nueva York horas después de su triunfo. su compromiso sobre la ejecución de una zona de exclusión aérea en Siria, qué aliados participarían en ese esfuerzo y cuál sería su duración. También deberá dar más detalles sobre su idea de revisar el acuerdo con Irán, sus planes análisis internacional para prevenir la amenaza norcoreana y su compromiso con la lucha contra la proliferación nuclear. Pero quizás la principal expectación está en las relaciones con Rusia. Sin dejar de lado la necesidad de que el próximo presidente aclare su posición ante la investigación sobre la posible interferencia rusa en las elecciones de EEUU, la Administración deberá dar la respuesta definitiva a la siguiente cuestión: si el renacimiento del poder ruso, la insistencia del Kremlin en su liderazgo en la región euroasiática y su persistencia en que debe ser consultado en los principales problemas internacionales significa una amenaza directa a los intereses nacionales y a los valores de EEUU. Rusia es importante para la presencia norteamericana en Afganistán, es esencial para el programa espacial de Estados Unidos y es un socio crítico en la lucha contra la proliferación nuclear, además de indispensable para la búsqueda de una solución a la crisis siria. ¿Puede EEUU aceptar un gran papel de Rusia en el mundo y bajo Putin, o debe dar pasos para contener y reducir su poder? La respuesta vendrá si la Administración Trump ve las acciones de Rusia como una molestia en vez de cómo una amenaza y si percibe el coste de alejarse de Moscú mayor que los beneficios de una acción colectiva con el Kremlin. Rusia, por su parte, no esperará que EEUU haga significativas concesiones estratégicas, en especial si se trata de limitar el alcance de la OTAN en la ex Unión Soviética. Más allá de la incertidumbre, hay otros aspectos que preocupan gravemente, como la borrosa separación entre el presidente electo y sus empresas y, por tanto, la larga lista de potenciales conflictos entre sus intereses y posibles decisiones de política exterior y de seguridad nacional. Al menos 111 de sus compañías tienen negocios en 18 países de América Latina, Asia y Oriente Medio. Hay que añadir las noticias de que, tras varias semanas como presidente electo, sólo ha recibido dos briefing de inteligencia, un número muy inferior al de cualquiera de sus predecesores e, incluso, del vicepresidente electo, lo que no ayuda a que desaparezcan los interrogantes sobre sus escasos conocimientos sobre política internacional. Por último, en el anuncio de sus prioridades en los primeros ZUMA press/EFE 100 días de su mandato no aparece ningún tema de seguridad nacional a excepción de desarrollar un plan para proteger las infraestructuras críticas de posibles ciberataques. Parece que Trump quiere seguir cultivando la impredecibilidad. Carlota García Encina Investigadora del Real Instituto Elcano Diciembre 2016 Revista Española de Defensa 57


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