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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 911

Operaciones REVISTA EJÉRCITO • N. 911 MARZO • 2017  23  Es preocupante que esto solo se dé en el ámbito militar. La empresa civil, más inmersa en este mundo posindustrial, no tiene un método estricto para planear cómo crecer, cómo ganar más dinero o cómo vender más productos. No hay un manual que diga cómo Apple debe planificar su crecimiento o cómo desarrollar una herramienta como Google. La creatividad es absolutamente fundamental en el éxito de los planes de las empresas. Y, sin embargo, los ejércitos piensan que es posible vencer una guerra o un combate, una actividad social violenta con multiples variables, con la aplicación estricta de un método. Pero entiéndaseme bien. No es que no sean necesarias unas guías para «escribir» los planes, sus detalles, la coordinación necesaria, etc. Esto debe ser así por una mera razón de orden y estandarización. Sin embargo, debe ocurrir después de la auténtica acción de planear. El desarrollo de lo que Montgomery llamaba «plan maestro». Eso es lo que define el devenir del combate. El resto no es más que detallar las ideas incluidas en el plan maestro. PLANEAMIENTO TÁCTICO, OPERACIONAL O ESTRATÉGICO El esfuerzo por la estandarización y la definición que a menudo caracteriza a la organización puede enrocarnos en discusiones estériles. Una de ellas es la estricta diferenciación entre los niveles estratégico, operacional y táctico. Esta estratificación es útil para muchas actividades militares, como la organización de las fuerzas, cometidos o responsabilidades de ejecución. Pero puede llevar a error en las tareas de planeamiento. Salvo el personal dedicado a planear en los niveles más bajos, cuya misión es básicamente averiguar su mejor opción con los recursos dados, el planeamiento en niveles más altos no debería estratificarse tan rígidamente. Al planear una operación o actividad, el comandante y su equipo deben tener en mente cada uno de los niveles y todos ellos en conjunto. Es necesario visualizar, prever e influir en todos los acontecimientos que ocurrirán, identificando las grandes piezas del plan y las «teclas» que habrá que pulsar para que se desencadenen acontecimientos deseados en cada uno de los niveles. Un buen plan debe tener en cuenta una multiplicidad de dominios (militares, de comunicación, políticos, económicos, diplomáticos, cibernéticos, etc.) e integrar transversalmente todos ellos de forma que concurran en los resultados deseados. No buscando detalles de información ni de ejecución, pero sí siendo capaz de visualizar cómo tocar todas las teclas de una operación actual, caracterizada por su complejidad e interconexión. Afortunadamente, como consecuencia de las últimas guerras libradas en Irak y Afganistán, los ejércitos comienzan a desterrar la idea de que solo se deben ocupar El mariscal Montgomery. Consideraba que el devenir del combate descansaba en lo que él llamaba «plan maestro»


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