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Revista General de Marina 269 5 dic

TEMAS PROFESIONALES a un marino y que la mar proporciona de forma única, se encuentran: el liderazgo con que desempeña el destino que dirige; la capacidad de sacrificio inherente al régimen a bordo de todo buque de guerra en la mar; la optimización de los recursos disponibles, ya que el apoyo a un buque empieza y acaba en su propia borda; el espíritu de unidad y compañerismo, que se traduce en el orgullo de formar parte de la dotación de un buque en donde los éxitos o fracasos no tienen nombres y apellidos, sino un número de costado; la obediencia al mando y la lealtad al subordinado, que en un buque de guerra alcanzan pleno significado, y sobre todo, el contacto con un medio que no acostumbra a conceder segundas oportunidades, en el que a fuerza de días de mar se adquiere la templanza propia de la experiencia, necesaria para afrontar situaciones difíciles y tomar las decisiones correctas. En definitiva, que el buque de guerra en la mar forja al marino, dotándole de las cualidades que exige su condición y le confiere una impronta que, por cierto, se manifiesta tanto en la mar como en tierra. Buena prueba de lo expuesto podría ser que, hasta donde alcanzan mis limitados conocimientos, las grandes gestas navales a lo largo de la historia han sido llevadas a cabo por marinos cuyo denominador común es haber hecho del buque en la mar su forma de vida. Lamentablemente, en los últimos años la Armada se ha visto abocada a un período de baja actividad, que se ha traducido en no poder proporcionar a los oficiales, especialmente a los más jóvenes, la experiencia/formación deseable tanto por ellos como por la propia Armada. Considerando todo lo anterior y si convenimos en que, tal y como se ha expuesto previamente, el día de mar es la unidad de medida por excelencia de la formación de un marino, parece razonable observar la forma en que se lleva a cabo la asignación de mandos de buques en la Armada (especialmente escoltas y patrulleros), pudiendo incluso extrapolar los resultados obtenidos a la asignación de las segundas comandancias de dichos buques. Actualmente, según establece la guía para los procesos de asignación de mandos y destinos de especial responsabilidad en la Armada, promulgada por el almirante jefe de Personal el 19 de mayo de 2015: «...la importancia que tienen estos destinos para la Armada y para las personas que la componen hace necesario dar un tratamiento especial al proceso de selección para garantizar que se escoge a los de mayor mérito y capacidad para ocupar estos puestos, a la vez que se mantiene la igualdad de oportunidades entre todos» (1), si bien «el AJEMA posee la facultad exclusiva de asignar los destinos de mando o especial responsabilidad, tras apreciar discrecionalmente las condiciones profesionales y personales de idoneidad de los candidatos que cumplan los requisi- (1) Guía para los procesos de asignación de mandos y destinos de especial responsabilidad en la Armada, promulgada por el almirante jefe de Personal el 19 de mayo de 2015. 954 Diciembre


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