Page 73

Revista General de Marina 269 5 dic

RUMBO A LA VIDA MARINA Un pez simbionte ha firmado la paz con una anémona, y allí vive, tan tranquilo, protegido por ella. (Foto del autor). sabemos mucho del coral rojo, Corallium rubrum, porque hemos intervenido muchas veces en la represión de la pesca ilegal de este fastuoso antozoo codiciado en joyería, sin ir más lejos, en el mar de Alborán, y hemos denunciado y a veces aprehendido barcos coraleros que calaban sin rubor ese desastre de red demoledora que es la barra italiana a profundidades comprendidas entre los 200 y los 400 metros, a donde no llega la luz y el agua está a baja temperatura. Y aquí surge, escueta y peliaguda, la «pregunta para nota»: entonces, en qué quedamos. ¿Necesitan los corales luz o sombras, frío o calor?. Respuesta inmediata e indiciaria: los corales de los arrecifes son muy distintos de los corales de profundidad y cada uno donde mejor está es en su casa y Dios en la de todos. Lo demostraremos. Para ir comprendiendo la disparidad de vidas que presentan estas criaturas que visualmente se nos antojan muy parecidas, debemos aclarar que la clase antozoos se divide en tres subclases: la de los zoantarios, formada por corales duros (los de los arrecifes coralinos), anémonas clásicas, madréporas y unos pocos bichos más. La de los ceriantipatarios, que incluye al tipo de anémonas llamadas de tubo y algún coral espinoso, y la de los alcionarios, que compren- 916 Diciembre


Revista General de Marina 269 5 dic
To see the actual publication please follow the link above