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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

LA PARTICIPACIÓN DE LOS TERCIOS VASCONGADOS… 173 laborar eficazmente en las necesidades bélicas de la nación. En efecto, reconociendo este gran esfuerzo, y el interés que estas instituciones pu-sieron a partir del 4-11-1859 para cumplir diligentemente sus solemnes compromisos, son evidentes las fuertes desventajas que para la defensa nacional entrañaba el servicio militar foral tal como se concebía tradi-cionalmente (generación de fuerzas con carácter puntual y temporal); baste tener en cuenta, como contraste, que el Ejército regular –gracias a su carácter permanente– tenía ya antes de la declaración de guerra un Cuerpo de Ejército dispuesto en Algeciras, cuyo transporte a Ceuta tuvo lugar el 18-11-1859. Desde el punto de vista de la eficacia militar, en fin, no se aprecia objetivamente ninguna ganancia en este sistema foral de tercios, sino todo lo contrario (otra cosa sería desde el punto de vista económico, por el ahorro que suponía para el Ministerio de la Guerra al correr sus gastos de reclutamiento y equipamiento a cargo de las propias Provincias Vascongadas). Especial motivo de disgusto en el País Vasco fue la desfavorable comparación que se estableció entre la pronta organización y llegada del Batallón de Voluntarios Catalanes y la más lenta y tardía de la Divi-sión Vascongada. Comentarios como el del gubernamental La Corres-pondencia (“ya están en África los voluntarios catalanes: han sido más afortunados o más diligentes que los tercios vascongados, aunque empe-zaron a organizarse después”; 5-2-1860) fueron justamente contestados por el Irurac Bat señalando el escaso rigor de los mismos, pues desde luego no era lo mismo reunir y equipar 3.000 hombres en las pequeñas provincias vascas que 450 en Cataluña (8-2-1860). Debe reconocerse, en efecto, que este tipo de comparaciones entre los casos catalán y vascon-gado no era del todo justo. Tengamos en cuenta algunos datos básicos. El Batallón de Volun-tarios Catalanes se formó a partir de una R. O. de 24-12-1859, reu-niendo un total de 466 hombres en 4 compañías; zarpó de Barcelona el 26-1-1860, y desembarcó en la playa de Tetuán el 3 de febrero, donde O’Donnell lo encontró naturalmente faltos de instrucción; ello no obs-tante, al día siguiente de su llegada los catalanes tuvieron la oportunidad de participar en la batalla de Tetuán, y además en posición bien desta-cada en la vanguardia (todo ello gracias a la intercesión de su paisano el general Prim), alcanzando una extraordinaria fama por su protagonis-mo y su gran número de bajas, incluyendo la muerte de su comandante (4-2-1860). Por su parte, la formación de los Tercios Vascongados comenzó siete semanas antes (a partir del ofrecimiento de 4-11-1859), pero indiscuti-


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