Page 82

REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

EL DEBATE SOBRE EL EJÉRCITO COLONIAL EN ESPAÑA:… 87 Una vez aumentados los fundamentos de la obra africana, encár-guese su continuación normal al ejército voluntario y al indígena, cuyas operaciones seguirá la opinión con el mismo interés, pero con menos so-bresalto. Será éste el mejor medio de evitar que la opinión se divorcie de nuestra expansión africana. No debe perderse un momento, no conviene retrasar un solo día á la organización del ejército colonial que podrá batirse en condiciones parecidas al moro y evitar la enorme proporción de bajas de oficiales.35 Esa desproporción en las bajas de los oficiales venía exigida por la falta de idoneidad de la tropa bajo su mando. La torpeza y el temor del cons-cripto debían ser suplidos con el ejemplo, en ocasiones suicida, del jefe de sección o de compañía. El ejército colonial, pues, prometía a los oficiales, sobre todo a los subalternos, mejores oportunidades de supervivencia. Sin embargo, y como ya hemos adelantado, la anhelada ley fue un fracaso por lo cicatero de su incentivo económico. A fines de ese año de 1912, el ministro de la Guerra facilitaba al Congreso una información, que la cámara baja le había solicitado con anterioridad, según la cual hasta el 25 de octubre habían sido admitidos 1.278 voluntarios con un premio de 130 pesetas cada uno36, pero se cuidaba mucho de indicar cuántos de esos voluntarios eran civiles y cuántos ya estaban en el ejér-cito. La Correspondencia Militar se atrevía a dar las razones del fracaso, que no eran otras, según ella, que las insostenibles condiciones de vida de las guarniciones norteafricanas, en las que destacamentos aislados durante meses y meses, sin una adecuada previsión de relevos, disua-dían de presentarse voluntarios a tales destinos no solo a la tropa, sino también a los propios oficiales. Sin embargo, los premios metálicos le parecían suficientes, aunque reconocía que el lote de tierra estaba en el aire sin un buen registro de la propiedad indígena. Todo ello explicaba la imposibilidad de cubrir con voluntarios de un 60 a un 80 por cien de los efectivos africanos. Además las condiciones físicas del escaso volun-tariado no eran buenas, como lo demostraba que permanecieran en los hospitales un mayor número de días que los reclutas forzosos37. 35  La Correspondencia Militar (Madrid) de 26 de marzo de 1912, p. 1. Naturalmente, y esto es típico de la publicación gerenciada por Julio Amado, en la misma página hay un artículo firmado por el diputado carlista Llorens sobre la pésima adjudica-ción de las recompensas de guerra: “Una carga y la propuesta de recompensas”. 36  “Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados” n.º 176 de 8 de noviembre de 1912, p. 5138. 37  La Correspondencia Militar (Madrid), editorial sin firma titulado “El volunta-riado en África”, p. 1. El mismo periódico profesional pedía en su número del


REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112
To see the actual publication please follow the link above