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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... eufemismo alusivo de final, estableciendo el procedimiento después de una reunión con el plenipotenciario alemán, el contralmirante Hugo Meurer, a bordo del acorazado HMS Queen Elizabeth, escena representada en un lienzo de John Lavery expuesto en el Museo Marítimo de Greenwich. El almirante Rossling Erskine Wemyss, singular marino británico que tuvo la oportunidad de tratar y conocer al mítico Lawrence de Arabia a bordo del crucero Euryalus, sugirió que fuera conducida a Scapa Flow con dotaciones reducidas, siendo aceptado con gran satisfacción del Almirantazgo, que de esta manera eliminaba de un plumazo al huno germano, tal como los adjetivaba el prestigioso escritor español Vicente Blasco Ibáñez en su obra Los cuatro jinetes del Apocalipsis, aunque fuera más popular el de Fritz, utilizado por los aliados. La rada de Scapa Flow es un fondeadero natural de 312 km2, con una profundidad media entre 30 y 60 m y fondo arenoso, situada en el archipiélago de las Orcadas al norte de Escocia, sujeto a la inhóspita meteorología del Atlántico Norte, utilizado desde la Edad Media por los vikingos y base naval de la Royal Navy, que actuó como un eje sobre el que pivotó la estrategia marítima contra Alemania en el curso de las dos guerras mundiales, y que fue desactivada como base en 1956. Actualmente es puerto pesquero y terminal petrolera del oleoducto que conduce el crudo desde el yacimiento submarino Piper. Es muy importante en el mundo del buceo, solo superado por el atolón de Chuuk, el antiguo Truck, en los Estados Federados de Micronesia, famosa base aeronaval japonesa en la Segunda Guerra Mundial, y la bahía de Coron, en la isla de Busuanga, en las Filipinas, un paraíso para los buceadores, que pueden ver los pecios de buques japoneses, que generalmente no se encuentran hundidos a grandes profundidades. El armisticio fue puesto en conocimiento de la flota al día siguiente de la firma por los aliados, señalando que la Hoschseeflotte debería zarpar el 18, después de descargar todas sus municiones, rumbo a Scapa Flow, mientras que los submarinos arrumbarían hacia Harwich. El artículo 23 del armisticio, estipulaba: «Los buques que las potencias aliadas designen serán desarmados inmediatamente e internados en un puerto neutral, o de las potencias aliadas, escogido por ellas. Una vez allí, serán controlados por los aliados y sólo permanecerá a bordo la dotación de mantenimiento necesaria». Los buques reclamados por los aliados fueron: diez acorazados, seis cruceros de batalla, ocho cruceros ligeros y cincuenta destructores. Todos los señalados debían estar preparados para partir siete días después de la firma del armisticio. La derrota a seguir se indicó por TSH. Fruto de la frustración por haber perdido la guerra, el almirante Reinhard Scheer concibió el plan de una batalla final que planeaba atacar en el canal de la Mancha a la flota británica, que debía ser ejecutado el 24 de octubre de 1918 y estaba destinado a estabilizar la situación del frente terrestre, para así poder negociar mejores condiciones y salvar el honor de la flota, que desde la 2014 381


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