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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... consultas se prolongaron casi un mes, pues el 23 de julio solo Viena presentó a Belgrado su ultimátum de 48 horas, exigiendo la participación de su propia policía en la trama terrorista en el territorio de la misma Serbia, entre otras cosas, algo que un estado soberano no podría sino rechazar. Viena y Belgrado decretaron la movilización, la primera parcial, la segunda general, mientras Rusia decidía la suya, también parcial, el 25 de julio, pese a las mediaciones de unos y otros, llegándose a pensar en una ocupación simbólica del entonces fronterizo Belgrado como castigo, pero sin llegar a la guerra. El 28 de julio, finalmente Viena declaró la guerra a Belgrado, iniciando como respuesta los rusos su movilización general dos días después, que fue seguida inmediatamente por la alemana, acompañada de un ultimátum al zar a contestar en el corto plazo de 12 horas, que le imponía suspender la movilización rusa, exigiendo la neutralidad de Francia y, de forma abusiva, nada menos que la entrega como garantía de varias fortalezas fronterizas francesas, como Verdún y Toul. El 1 de agosto el Imperio alemán declaraba la guerra a Rusia, y dos días después a su aliada Francia. El primero de esos días, y de forma preventiva, Churchill, al frente del Almirantazgo, había decretado la movilización de la Royal Navy. Ningún compromiso formal obligaba a Gran Bretaña a luchar en el continente, como dijimos, pero los planes alemanes (el famoso Plan Schlieffen) preveían la invasión de Francia no por la fortificada frontera común, sino violando la neutralidad de Bélgica, que se negó rotundamente a permitir el paso de los ejércitos alemanes. Aquello decidió al Gobierno británico a presentar un ultimátum a Berlín el 4 de agosto, y finalmente Londres y París declararon la guerra a Alemania el 11 y el 12 de agosto. Aún se producirían incorporaciones a uno y otro bando, singularmente la del Imperio otomano, la primera neutralidad de Italia y sus dudas sobre el bando que mejor pagaría su intervención, los posicionamientos de cada país en los Balcanes, la actitud de Japón, etcétera. Pero la gran locura había comenzado, y ya no hizo sino prolongarse, endurecerse y extenderse durante más de cinco años. Al final de lo cual, tras millones de muertos, de destrucciones y de riquezas dilapidadas y de la ruina de cuatro imperios —el de Berlín, el de Viena, el de Moscú y el de Estambul—, muchos problemas sin resolverse e incluso agravados, de tal forma que unos veinte años después de la firma de los tratados de paz la guerra volvía a asolar Europa y el mundo. Y aún sería peor. 220 Agosto-septiembre


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