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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

CARTA DEL DIRECTOR Estimados y respetados lectores: OMO todos los años el número correspondiente al bimestre agosto-septiembre de nuestra REVISTA tiene carácter monográfico. Si el correspondiente al año 2013 lo dedicábamos a unas de las personalidades más relevantes del siglo XVIII, de nuestra Historia y de la Armada, Jorge Juan Santacilia, con ocasión del tercer centenario de su nacimiento; en esta ocasión, ya que el 28 de julio se ha conmemorado el primer centenario del inicio de la primera conflagración mundial, la que por su magnitud ha sido denominada como la Gran Guerra, en la que se vieron inmersas todas las grandes potencias industriales y militares de la época y que provocó grandes cambios políticos, dedicaremos este número a tratar algunos de los aspectos más significativos de dicha conflagración, pero obviamente desde la perspectiva naval del conflicto. Como decía Jovellanos: las fuerzas navales de un Estado fueron siempre el principal instrumento de sus triunfos, y su marina mercante el más abundante caudal de prosperidad; de hecho si hacemos un recorrido por la Historia veremos que prácticamente todas las guerras, hasta las de características más terrestres, como las napoleónicas, se han resuelto finalmente mediante el dominio del mar, y en el caso que nos ocupa no podía ser de otra manera; ya que fue el bloqueo marítimo con todas sus secuelas económicas lo que dio al traste con el inmenso poderío de Alemania, a la que de nada le sirvieron sus victorias en tierra ni su colosal industria, condicionada por una mentalidad claramente continental y por su situación geoestrégica en nada favorable para ejercer el dominio positivo del mar. A pesar del espantoso coste de vidas humanas, cifrado en cerca de diez millones de muertos y en más de veintiuno de heridos, a los que hay que sumar otros ocho millones de desaparecidos en los distintos frentes de batalla, la inmensa mayoría en tierra; la gran mayoría de tratadistas especializados coinciden en que la lucha continental no decidió el resultado de la contienda ya que a la firma del armisticio, y a pesar de las graves pérdidas sufridas, el Ejército alemán estaba aún en condiciones de haber seguido resistiendo por un tiempo casi indefinido. Como escribió un gran historiador inglés combatiente en dicho conflicto, Liddell Hart, capitán de infantería del Ejército inglés, en su obra A History of the first World War: Si el historiador del futuro tuviese que elegir alguna fecha decisiva para el resultado de la Gran Guerra, probablemente escogería la del 2 de agosto de 1914, antes siquiera de que la contienda hubiese comenzado, cuando Winston Churchill envió a la Armada británica, a las 0125 de dicho día, la orden de movilización general. Esa orden no ganaría ningún Trafalgar, pero pesaría más que ningún otro factor en la consecución 2014 203


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