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vo desde el islote de Alhucemas por su proximidad a la costa, se consideró que el aerostato de la Aeronáutica Militar quedase amarrado al acorazado Jaime 1 y que sus observadores fuesen mixtos de la Marina y del Ejército. La falta de información fiable sobre la situación terrestre enemiga en el interior del territorio que se pretendía ocupar tras el desembarco, obligó a establecer un plan aéreo de reconocimiento fotográfico y visual de la zona prevista de operaciones. Prácticamente todos los días despegaba una escuadrilla del aeródromo de Tauima, y otra de hidroaviones desde El Atalayón, ambos próximos a Melilla. El resultado fue la obtención de millares de fotografías que permitieron la confección de diferentes mosaicos e itinerarios así como el levantamiento de diversos mapas, en particular de la zona de 15 kilómetros de profundidad alrededor de la Bahía de Alhucemas. Estos objetivos eran reiteradamente fotografiados periódicamente, lo cual permitía ir conociendo en cierta medida las variaciones del despliegue enemigo y el puesto de mando de Abd-el-Krim. Igualmente se realizaron itinerarios fotográficos que cubrían las rutas desde los aeródromos de Tetuán, Larache y Melilla hasta Alhucemas al objeto que los pilotos tuviesen un conocimiento adecuado del terreno que tendrían que sobrevolar. Cuestión que se consideraba esencial era la coordinación, comunicación y enlace con las fuerzas de superficie y viceversa. Esta cooperación se desarrollaría de dos formas distintas. Una mediante órdenes anteriores a la operación para conseguir que se ejecutasen de manera automática al realizarse ésta; otra, mediante órdenes derivadas de las incidencias que se presentasen que deberían ser comunicadas a los aeródromos o bien directamente a las tripulaciones en vuelo. Para el enlace de la Aviación Militar y Naval con las fuerzas terrestres y navales se establecieron unos códigos de señales. Por otro lado se instalaron estaciones radiotelegráficas que enlazan el puesto de mando de Melilla con los aeródromos de Nador y Dar Drius y en todos los aviones. Desde el punto de vista del salvamento de las tripulaciones y auxilio a los aviones que se averiasen o fuesen alcanzados por el fuego enemigo, la Escuadra estableció sobre la costa, entre Afrau y Cabo Quilates, un servicio de apoyo y rescate, lo cual permitiría realizar los vuelos con la debida confianza, eficacia y seguridad. Igualmente un buque auxiliar de la base de hidroaviones de El Atalayón, llevando a bordo combustible para repostar a los hidroaviones de bombas y munición se situaría en la Bahía de Alhucemas dando al mismo tiempo servicio el buque estación Dedalo para facilitar la acción aérea ofensiva. La Orden de operaciones señalaba como objetivo de la Aviación: Enérgica acción de fuego sobre la zona prevista de operaciones en las fechas anteriores al desembarco. Ese día atacará con intensidad toda la zona próxima a la playa de la Cebadilla, en particular a la artillería y posteriormente impedirá con su movilidad ofensiva que las fuerzas rifeñas se aproximen al área del desembarco. Mantendrá un reconocimiento aéreo continuado durante todos los días de la operación. Embarcado el personal, el día 5 al atardecer levaba anclas de Ceuta la flotilla protegida por las Fuerzas Navales del Norte de África, dirigiéndose hacia Uad Lau con el fin de castigar a los rifeños, sin derrochar la munición, y simular una operación de desembarco para ocultar el verdadero objetivo de la operación. Ese mismo día y a idéntica hora emprendía la marcha la columna de Melilla, que lo hacía escoltada por las unidades de la Marina Francesa, navegando hacia Sidi Dris para efectuar igualmente una operación de castigo y distracción. Mientras tanto la Escuadra de Instrucción abandonaba el día 6 el puerto de Algeciras para unirse a la demostración en Uad Lau. Desde las primeras horas de la mañana del 6 de septiembre decenas de aviones procedentes de Melilla iniciaron en sucesivas oleadas un duro ataque sobre la zona de Sidi Dris, bombardeando las obras de defensa de la playa, mientras varios hidroaviones reconocían las playas situadas a uno y otro lado de la península del Morro, en particular las de la Cebadilla, Cala Bonita, Suani y la Rocosa, observando las últimas variaciones habidas en el despliegue rifeño. Simultáneamente cerca de cuarenta aviones de Larache y Tetuán bombardeaban la zona de Uad Lau. Poco después la artillería naval de las unidades españolas y francesas rompían el fuego sobre ambas zonas respectivas para posteriormente efectuar el simulacro de desembarco, que concluía al atardecer emprendiendo la marcha cada convoy hacia la bahía de Alhucemas. Mientras tanto Abd-el-Krim, conocedor de las intenciones franco-españolas lanzó un ataque contra la posición española de Kudia Tahar, cerca de Tetuán y en lssonal en el frente francés, con el objeto de impedir el temido desembarco. Esta acción obligó a que las escuadrillas de Tetuán y Larache tuvieran que ser reforzadas con las escuadrillas de Breguet XIX de Melilla para defender Kudia Tahar, cuyo asedio finalizó victoriosamente el 13 de septiembre con la derrota de las fuerzas rifeñas. Tal como fijaba la Orden de Operaciones, la fecha prevista del desembarco era en la madrugada del día 7 y en esas horas la escuadra se encontraba frente al Peñón de Vélez, pero las fuertes corrientes marinas, normalmente muy fuertes en esa zona, pero más intensas en esos días, dispersaron a las barcazas blindadas 100


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