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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 316

fuerzas armadas Además de saltar, los paracaidistas se ocuparon de colocar la carga sobre los palés y de controlar desde tierra los lanzamientos. vallisoletana para realizar saltos en las modalidades de caída libre en formación y de precisión. Además, se ejercitaron en el empleo de diferentes tipos de paracaídas. Durante una semana se pone en práctica un completo programa de adiestramiento que incluye vuelos diurnos y nocturnos tanto para los saltadores, que se lanzan en manual y automático, como para las aeronaves, siempre cargadas al máximo. VUELO TÁCTICO «Hay dos formas de lanzar la carga de un avión: por extracción para embalajes de más de 1.000 kilos de peso y por gravedad para los de menos de una tonelada », explica el teniente Walls. En el primer caso se utilizan plataformas metálicas, conocidas por sus siglas en inglés PDS (Platform Delibery System) y en el segundo caso palés de madera denominados contenedores o CDS (Conteiner Delybery System), más pequeños que los anteriores. Las plataformas necesitan de un paracaídas extractor para, en primer lugar, sacar la carga del avión de manera lineal y después, una vez en el exterior, activar la apertura del paracaídas sustentador. En los lanzamientos por gravedad, los pilotos de transporte táctico como el teniente López-Canti deben «encabritar » la aeronave. En un Aviocar, la inclinación, con el morro hacia arriba, no suele superar los siete grados, suficiente para que el material embalado se deslice por sí mismo hasta la rampa y caiga al vacío. «La maniobra es tan complicada como la utilizada en los lanzamientos por extracción», dice el piloto del 212 del Ala 37. El portón está abierto, el supervisor de carga y el mecánico de vuelo permanecen trincados en el interior del avión para salvar el desnivel y los motores funcionan a mayor potencia, la necesaria para mantener la velocidad de 100 nudos —casi 200 kilómetros por hora— que se reduce un 20 por 100 al abrirse el paracaídas de la carga. «No son más de dos o tres segundos, el tiempo que tardamos en vaciarnos, pero hay que estar muy vivo en cabina para bajar rápidamente el morro, recuperar la potencia previa y estabilizar el avión». En esta situación lanzar a 600 pies —casi 500 metros— es muy peligroso. «Una pérdida de velocidad o el bloqueo de la carga en la rampa pueden precipitar el avión al suelo y a esa altura tampoco hay margen de maniobra». ATERRIZAJES DE RIESGO Tras los lanzamientos de cargas, los C-212 y el CN-235 realizaron tomas de máximo esfuerzo en pistas no preparadas como las que pueden utilizar en La pérdida de velocidad o el bloqueo de la carga a bordo pueden desestabilizar el avión 42 Revista Española de Defensa Abril 2015


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