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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 316

el tiempo continuaría su carrera como maestro escultor en el Arsenal de La Habana (Cuba). Esta imagen de Cirartegui, además de una de las tallas más antiguas del templo, dio origen a unas de las hermandades más veteranas de la localidad gaditana: la del Santísimo Cristo de la Expiración, que se constituyó el 23 de febrero de 1792. Su primer prioste fue el jefe de Escuadra Pedro Cárdenas, futuro capitán general del Departamento gaditano. INVASIÓN NAPOLEÓNICA Muy pronto, como la propia Isla, padeció las consecuencias de la Guerra de la Preside su altar mayor esta Inmaculada del pintor de cámara de Carlos IV Salvador Maella, autor de otros dos cuadros de la iglesia. Independencia (1808-1814) contra las tropas francesas de Napoleón. Dos años después del inicio de la lucha fue ocupada por el regimiento fernandino de Voluntarios de la Patria. Éste no fue el único episodio difícil que hubo de superar el templo durante el XIX. Centuria en la que, sin embargo, se consolidó como iglesia castrense, sobretodo, después de 1822, cuando cerró la sede militar religiosa de Cádiz capital. La Armada apostó por ella e hizo valer los derechos de la parroquia frente a los requerimientos de la desamortización de Mendizábal, primero, y los de la Hacienda de la época después. Con este nuevo contexto en vigor, en 1839, la Secretaría de la Comandancia general del Departamento, la Academia de pilotos y otras oficinas de la Marina ubicadas en San Fernando se instalaron en el antiguo convento. Años después, parte del hospicio original albergó también una escuela pública para niñas y, en 1873, a raíz del levantamiento cantonal que cuajó en diversos puntos de España durante la I República (1873-1874), sufrió de nuevo los rigores de la situación: San Francisco fue reconvertida en un cuartel. Tras la vuelta a la normalidad, la Marina se hizo de nuevo cargo de acometer las reparaciones necesarias para que pudiera abrirse de nuevo al culto. Su actual púlpito, por ejemplo, data de ese momento y está realizado en caoba, aunque imita al mármol. Ya de principios del siglo XX son otras destacadas obras del templo, como la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de la Armada y del Mar. En los años 30 además, tras la proclamación de la II República y la desaparición de los Cuerpos Eclesiásticos Castrenses, San Francisco recibió los objetos de culto de las capillas del Departamento de Cádiz y de los buques de la Armada y acometió diferentes reformas. CUADROS DE SALVADOR MAELLA Ésas no fueron las últimas. En 1966, se puso en marcha un proyecto de remodelación que realzó las naves central con el altar mayor y del Sagrario, así como el baptisterio. Durante estos mismos trabajos, se llevó a cabo la restauración de una de las joyas artísticas del templo La Inmaculada de Mariano Salvador Maella, pintor de cámara del rey Carlos IV. El artista, académico y responsable de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), pintó entre 1791 y 1794 tres lienzos por encargo para el Panteón de Marinos Ilustres, también con sede en la localidad gaditana. Uno de ellos fue la citada imagen, los otros dos son San Carlos Borromeo dando la comunión a los apestados de Milán en 1576 y San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla. Hoy los tres cuadros son parte del singular patrimonio que atesora este templo de la Armada, que además alberga otras piezas de interés, arraigadas en la tradición de La Isla y curiosas. Entre estas últimas, cabe hacer parada en la imagen de La repatriada, una talla de La Inmaculada del Arsenal de La Habana (Cuba), que tras la pérdida del territorio de Ultramar viajó a la antigua metrópoli en el buque de guerra Magallanes, integrante de la última flotilla que abandonó la isla caribeña. La imagen llegó a Cádiz en abril del año 1899 y, desde entonces, se la venera bajo ese apelativo de La repatriada en la iglesia castrense de San Francisco. RECUERDO Y MISTERIO El homenaje también tiene un espacio cruzando el umbral de este templo. Como antaño era costumbre, entre sus muros fueron enterrados personajes ilustres, como el jefe de Escuadra y director de la Academia de Guardiamarinas de Cádiz Vicente Tofiño, o el teniente general Antonio Ulloa, reputado científico y marino. En su caso, la lápida de su enterramiento, ocurrido el 6 de julio de 1795, está hoy en el antes citado Panteón de Marinos Ilustres, no así sus restos mortales. En 1995, con motivo del 200 aniversario de su muerte y para que reposara con otros nombres propios de la Armada, se retiró la losa, pero nada fue hallado. Esther P. Martínez Fotos: Iglesia A. C. San Francisco El templo es uno de los más antiguos y destacados de la localidad gaditana de San Fernando Abril 2015 Revista Española de Defensa 61


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