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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

Médicos y militares Un grupo de alféreces alumnos médicos hacen prácticas de cirugía experimental en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. El nuevo modelo de formación está orientado a una Sanidad EMilitar cada vez más operativa n las aulas del Centro Universitario de la Defensa de Madrid los alumnos de primero de Medicina siguen atentamente una clase de Biología. Cuatro horas más tarde, el uniforme militar que visten lo sustituirán por una bata de laboratorio para hacer prácticas en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Alcalá. Mientras tanto, sus compañeros de tercero realizan suturas en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla conscientes de que ellos serán los primeros médicos militares que habrán estudiado al unísono dos carreras: la de Medicina y la castrense. Estos alumnos son la mejor prueba de los pasos que la Sanidad Militar está dando para solucionar uno de sus problemas fundamentales: la falta de médicos especialistas. «La plantilla es muy deficitaria y sigue disminuyendo», afirma el inspector general de Sanidad de la Defensa, general Santiago Coca. En este momento, no llega a los 700 médicos cuando ha estado cerca de los 2.000. Además, muchos de ellos tienen una edad avanzada y pasarán a la reserva próximamente. Para solventar este déficit, el Ministerio de Defensa puso en marcha en el curso 2012-2013 el Centro Universitario de la Defensa (CUD) de Madrid donde se puede estudiar el Grado de Medicina al mismo tiempo que la carrera militar. Actualmente, en el Centro estudian 68 alumnos de primero, segundo y tercer curso y, para el próximo, se han ofertado 25 nuevas plazas. Tomás Fernández Berzosa, alumno de 3º, fue uno de los pioneros de este modelo de enseñanza. Él quería ser médico y cuando le informaron en el instituto sobre la posibilidad de hacer al mismo tiempo la carrera militar decidió probar. Cuenta que lo más duro fue el pe- ríodo de adaptación a la vida castrense en la Academia General Militar de Zaragoza. «Compaginar las dos carreras tampoco es fácil. Medicina exige muchas horas y si sumas las que dedicas a la formación militar… la cosa se complica», añade este caballero alférez cadete, que aún no se ha decantado por ninguna especialidad. Tampoco lo ha decidido su compañera, la dama alférez cadete Raquel Díaz Martínez. «Aunque me gustaría medicina interna; es lo que más se adapta a mi idea de lo que debe ser un médico». Ella no se arrepiente de haber elegido esta vía de ingreso en la Sanidad Militar. «Cuando llegué a Zaragoza me gustó todo. Los compañeros, el ambiente… Y en el CUD, donde estamos en régimen de internado, la convivencia es muy buena. Es más sacrificado que vivir fuera pero yo recomendaría a quien quiera estudiar Medicina que lo pruebe; le gustará». 30 Revista Española de Defensa Mayo 2015


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