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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

población civil o a la militar en territorio nacional, entonces lo podremos hacer en perfectas condiciones cuando estamos en operaciones», explica el general Coca. «Que tengamos que dedicarnos más a una sanidad militar operativa no significa que tengamos que olvidarnos de algo que es esencial: hacer una buena actividad sanitaria », añade. El apoyo a la población civil se realiza fundamentalmente en el Hospital General de la Defensa de Zaragoza y en el Gómez Ulla. En este último se atienden a 117.000 personas del Servicio Madrileño de Salud y a 15.000 beneficiarios del ISFAS. DISEÑO PROFESIONAL Los responsables de la Sanidad Militar están diseñando un modelo de carrera profesional para los médicos adaptada a estas nuevas necesidades. «Tenemos las ideas claras, sabemos qué tipo de médicos queremos, para qué los queremos y lo que tenemos que hacer para conseguirlos. Sólo nos falta un poco de ayuda por parte de las autoridades y de nuestros compañeros para que se pueda llevar a cabo más fácilmente », puntualiza el general. Esta carrera incluye la obtención del diploma de Sanidad en Operaciones, un título que conseguirán los alumnos del CUD cuando finalicen sus estudios de grado y, aquellos que hayan ingresado con titulación previa, tras su paso por la Escuela Militar de Sanidad. «Hemos diseñado un plan para que ese diploma se mantenga con prácticas durante los años siguientes», señala el general Coca. Además, los propios Ejércitos impartirán formación específica al personal sanitario, como medicina subacuática, médico de vuelo y tactical combat. Por otra parte, los especialistas que trabajen en los hospitales tendrán que «reacreditar » su titulación mediante la actividad profesional. Y les ofrecerán master de interés militar, como valoración de daño corporal, alta gestión de sanidad, recursos humanos y de Estado Mayor. «También vamos a darles la opción de hacer una reespecialización», explica elgeneral. Los estudiantes del CUD realizan prácticas en los laboratorios de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Alcalá. Es decir, un médico militar que lleve un número determinado de años con una especialidad podrá hacer en dos años las especialidades troncales complementarias que correspondan. «A los que vengan con nosotros les vamos a dar una profesión con muchas posibilidades. Una carrera bonita que ellos mismos podrán diseñar desde el principio», puntualiza. TROPA SANITARIA Otro de los déficits actuales de la Sanidad Militar, según su inspector general, es la falta de tropa y suboficiales preparados, titulados y adiestrados. En su opinión harían falta técnicos superiores de emergencias, auxiliares de enfermería, celadores, técnicos de rayos y de laboratorio. «Nosotros podemos formarlos, como estamos haciendo con los que llamamos FSET (formación sanitaria del Ejército de Tierra) que hacen una labor muy parecida a la de los auxiliares. Pero queremos que tengan una titulación civil que, además, les permita incorporarse al sistema laboral cuando ya no estén con nosotros», añade. Así, la Sanidad Militar podrá disponer en un futuro de sanitarios superiores, de grado medio y de grado básico. «Todos bien preparados y entrenados. Sería mi sueño», concluye el general Coca. Elena Tarilonte Fotos: Pepe Díaz La formación y el adiestramiento que reciben los futuros médicos militares les habilita para participar en misiones internacionales. Mayo 2015 Revista Española de Defensa 33


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