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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

efeméride Revista Española de Defensa 45 desmovilización y del éxito de ONUCA estaba en el calificativo de voluntario respecto a la desmovilización y desarme. Según explicó a esta Revista el general Agustín Quesada, el elemento esencial, y más complejo, era lograr la confianza de los líderes de la resistencia nicaragüense en que la ONU garantizara su vida y su reinserción social, y que los sandinistas —con quienes mantenían una lucha a muerte desde hacía años— no llevarían a cabo represalias y respetarían sus vidas. Al final, se desmovilizaron 21.863 guerrilleros nicaragüenses y se destruyeron 14.458 armas individuales (fusiles del tipo AK) y 639 colectivas (desde 280 lanzacohetes antitanque RPG-7 hasta 106 morteros de diversos tamaños y 80 misiles antiaéreos, la mayor preocupación internacional por su poder destructivo). esCuelA De MisiONes Desde todos los puntos de vista, la misión de ONUCA representó un enorme desafió para las Fuerzas Armadas españolas a las que el Gobierno confió la tarea de iniciar una nueva etapa de la institución como instrumento de la diplomacia internacional que debía servir para mejorar la imagen de España en el exterior como un factor de estabilización y en el interior para superar las rémoras de la dictadura. Todos los componentes españoles elegidos, tanto del Ejército de Tierra como de Infantería de Marina y del Ejército del Aire, eran la avanzadilla de los modernos militares españoles y, por tanto, no podían fracasar en este novedosa misión, caracterizada por el contexto de una organización internacional como las Naciones Unidas que requiere habilidades específicas. Sin ser un escenario de guerra propiamente dicho, los miembros de ONUCA operaron en una zona muy inestable, abrupta, con un nivel muy alto de violencia y repleta de miles de minas. Como recuerdaba en estas mismas páginas el general Quesada, el principal factor del éxito fue «el equilibrio y madurez profesional» mostrados por todos los militares, especialmente los españoles para los que la misión era una novedad aunque sólo fuera por llevarse a cabo en una zona geográfica desconocida para la mayoría. A finales de 1991, ONUCA quedó definitivamente disuelta tras experimentar dos reducciones, en diciembre de 1990 y mayo de 1991, con dos generales de brigada de jefes, entre ellos el también español Víctor Suanzes. Éste y los 30 miembros de ONUCA fueron integrados en la misión de Naciones Unidas en El Salvador (ONUSAL). Su esfuerzo inició el camino hacia una Centroamérica más estable y pacífica. Transcurrido un cuarto de siglo, es justo reconocer que ONUCA concluyó como una de las operaciones de paz mejor planeadas y conducidas de la historia de las Naciones Unidas y demostró la calidad humana y profesional de las Fuerzas Armadas españolas. Rafael Moreno Izquierdo Fotos: Jorge Mata Mayo 2015 Teresa Fdez. del Vado posteriormente, en abril, se firmó un Acuerdo de alto el fuego bajo los auspicios del cardenal Obando. DesMOViliZACiÓN Estos avances propiciaron una nueva resolución del Consejo de Seguridad con el fin de expandir el mandato para poder hacer frente al proceso de desmovilización y desarme que requería cascos azules armados. Home Run (carrera de béisbol en inglés) fue el nombre dado al plan de operaciones de ONUCA para la desmovilización de la Contra e incluía la creación de las llamadas zonas de seguridad —concepto después utilizado en otras misiones como UNPROFOR en los Balcanes— donde se pudiera concentrar la resistencia de forma segura y sin temor a ataques por parte del ejército sandinista y proceder a su desmovilización. Como término medio, la superficie de cada zona seguridad era de unos 600 kilómetros cuadrados y estaba rodeada por una amplia área desmilitarizada de unos 1.300 kilómetros cuadrados. Dentro de cada zona desmilitarizada se establecieron áreas de exclusión donde existían cuarteles generales o instalaciones princi- pales que, por razones obvias, no podían ser trasladadas. Al final se establecieron ocho zonas de seguridad. Hay que tener en cuenta que según los cálculos de los servicios de inteligencia de ONUCA, que estuvieron al mando de un teniente coronel español, el reto de la desmovilización era enorme. Sólo el Frente norte de la Contra estaba compuesto por más de 16.000 hombres bien armados y dirigidos por el comandante Franklin. El resto de grupos de la contra —el Sur, al mando del célebre comandante Cero (Edén Pastora); el Atlántico o Yátama, al mando del comandante Blas; y el Central, del comandante Leonel— sumaban otros 5.200 hombres. No hay que olvidar que la clave de la El éxito hizo que la ONU abriera las puertas a las Fuerzas Armadas españolas en futuras misiones en el exterior


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