Page 55

REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

16 ESN y, aunque el Congreso estipula que la Casa Blanca debe publicarla cada año, por lo general los presidentes la han renovado al comienzo de cada legislatura (la gran excepción fue Bill Clinton que publicó siete en ocho años de presidencia). Esta vez el proceso parece que ha sido aún más complicado que en otras ocasiones pues llega dos años después del inicio del segundo mandato de Obama. Al parecer, producir un documento que no se viera inmediatamente superado por el deterioro de los acontecimientos mundiales ha sido la causa de su retraso. Cabe recordar que cuando se publicó la ESN de 2010 Al Qaeda era percibido como el principal enemigo en el frente terrorista, no había irrumpido la primavera árabe, no se anticipaban conflictos con Rusia y nadie podía pensar en la propagación del ébola o en los escándalos de espionaje de la NSA. El mundo había cambiado tanto desde 2010 que había un acuerdo unánime en que EEUU necesitaba una estrategia. Una estrategia para derrotar al Daesh, para oponerse a la agresión rusa, para frenar la violencia extremista en África y Europa y para asegurar el ciberespacio. Una estrategia que incluso recogiera la cosechas de la revolución energética de EEUU. La ESN ha llegado cuando apenas quedan dos años para que alguien nuevo ocupe la Casa Blanca. Esta vez, Barack Obama parece que ha querido hacer hincapié en la naturaleza más burocrática de este documento estratégico —no hay que olvidar que sirve principalmente para que las agencias usen e implementen sus propias iniciativas y confeccionen subestrategias—. Puede ser un documento útil pero ya no tiene nada que ver con lo que evocaba o evoca su propio nombre —Estrategia de Seguridad Nacional— y, por tanto, hoy en día se aleja de aquellos textos ágiles y con impactantes palabras como contención o deténte. CONCLUSIÓN Quien lea la ESN de 2015 encontrará muchas similitudes con la de 2010. Se utiliza prácticamente la misma estructura, con las mismas secciones sobre análisis internacional de los mismos dada su fortaleza principalmente económica. Económicos son también sus planes de futuro, en la apuesta por sacar adelante el TPP y el TTIP, y en ver en Asia y África el futuro para sus inversiones. Pero si bien muchas amenazas y objetivos han sido identificados, no están claramente priorizados y no hay sugerencias sobre cómo resolver los asuntos que más preocupan a corto plazo: Irak, yihadismo, Siria, Ucrania, Afganistán y los crecientes ciberataques. La propia redacción y publicación de la nueva ESN es en sí contradictoria, enfrentando grandes aspiraciones estratégicas con una realidad política El necesario poder militar —en la foto, un portaaviones estadounidense— debe complementarse con instrumentos de poder político, diplomático y económico. —y geopolítica— incómoda. Sin olvidar que la principal función de la ESN sigue siendo burocrática, proveyendo a las distintas agencias encargadas de los varios aspectos de la seguridad nacional de los elementos para desarrollar sus propias iniciativas y estrategias. Quien lea el documento no encontrará precisamente una estrategia que conecte objetivos y capacidades, pero sí algunas claves de la orientación de EEUU para los próximos años Carlota García Encina Investigadora del Real Instituto Elcano Mayo 2015 Revista Española de Defensa 55 Pepe Díaz seguridad, prosperidad, valores y orden internacional. Se repiten además muchos de los temas básicos como la importancia de trabajar con los aliados y socios, mantener el compromiso con los valores democráticos, apostar por la fortaleza económica y preservar el orden internacional basado en normas. Lo que diferencia la ESN de 2015 de la anterior es la naturaleza del liderazgo estadounidense que deja entrever. Según el texto, EEUU deberá liderar con determinación, dando ejemplo, en cooperación con aliados, utilizando todos los instrumentos del poder estadounidense pero el militar nunca como primera opción, y con una perspectiva a largo plazo. Es un liderazgo basado en el principio de la centralidad, es decir, que EEUU pasaría de ser una superpotencia a adquirir un papel de socio central y vital que puede estar en primera fila del conflicto o ayudando desde atrás. Ni las amenazas más inmediatas como la del Daesh o Rusia, como aquellas más a largo plazo como el cambio climático y la proliferación de armas de destrucción masiva, pueden hacerse frente con un único actor, pero EEUU seguirá siendo central en la resolución


REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317
To see the actual publication please follow the link above