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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

El submarino Nautilus, fruto de la imaginación del escritor francés Julio Verne, es la pieza central dedicada a la aventura y la guerra bajo el mar. Izquierda, mítica Argos, en la que Jasón viajó tras el vellocino de oro. Derecha, nao Victoria, protagonista de la primera vuelta la mundo. hijo ilegítimo de Carlos I a quien su hermanastro Felipe II dio reconocimiento y liderazgo en más de una acción de guerra, como en la batalla naval de Lepanto. Dicen que el vástago del monarca y emperador hispanoalemán aseguró antes de entrar en combate: «Demasiado tarde para consejos. Es hora de luchar». CONSTANCIA Y VALOR Determinación parecida debió mostrar el último personaje recogido en estas paredes, el marino griego Jasón, líder de los argonautas en la búsqueda del vellocino de oro, mito en estado puro, historia a caballo entre la realidad y la ficción, que, entre otros, contó Apolonio de Rodas (año 111 antes de Cristo). A este autor griego pertenece la última de estas frases: «Los dioses todos desde el cielo contemplaban aquel día la nave y la estirpe de héroes semidivinos, que entonces, los más valerosos, navegaban por el mar». La tripulación de Jasón —los argonautas— cierra la lista de los hombres protagonistas, que son tantos como los Barcos de leyenda que aguardan al visitante al final del apenumbrado pasillo, ambientado en la noche y tras la que llegan las luces del día y, en este caso, de las salas donde naves a escala, cuadros, cofres, miniaturas… y hasta una vértebra de ballena toman las riendas de la exposición. LA VIDA EN EL MAR La muestra destaca los valores propios de los marinos: dedicación, constancia, trabajo en equipo... Y, asimismo, busca trasladar al visitante la dureza de la vida en el mar, señalaron el comisario Pérez- Reverte y el director del museo, almirante José A. González Carrión, en su presentación, celebrada el pasado 9 de abril. Ambos resaltaron también que cada barco seleccionado, no sólo cuenta su propia historia, también es una puerta a su época; y comentaron lo complicado que había sido cerrar la citada lista. «Sin duda —señaló Reverte—, son muchos los buques que han hecho Historia o cuyas aventuras, desde la realidad o la ficción, han sido origen de nuevas aficiones marineras otro de los fines a los que aspira la muestra y que podrían haber estado presentes en dicho proyecto, como las carabelas de Colón». IMAGINARIO COMÚN Con respecto a combinar barcos reales y fruto de la imaginación, como la Hispaniola creada por Robert L. Stevenson para La isla del Tesoro o el Pequod, del capitán Ahab —y la ballena Moby Dick—, de Herman Melville; Reverte apunta que «para los aficionados a la mar, tanto da que el buque haya surcado aguas reales que ficticias». Todos comparten el mismo mundo de aventura, solidaridad... En cualquier caso, se ha buscado poner a estos protagonistas al servicio de la divulgación de la historia naval en su conjunto o lo que es lo mismo a la difusión de tres milenios de una parte importante de la historia de la Humanidad, ya que la muestra recorre desde los primeros tiem- El arte de surcar mares y océanos, a través del mito, la realidad y la ficción 58 Revista Española de Defensa Mayo 2015


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