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BOLETIN INFANTERIA MARINA 16

INFANTES DE MARINA EN EL GOBIERNO MILITAR DE CARTAGENA BOLETíN DE LA INFANTERíA DE MARINA 57 virtud de lo dispuesto en el real decreto del día 20, se ordena su pase a la situación de Reserva creada por ley de 30 de julio de 1878, con residencia en Madrid hasta el año 1893 que pasó a la ciudad de Málaga, donde falleció el 26 de mayo de 1899 con el empleo de general de división. Respecto a lo escrito por Rivas Fabal en relación con el cargo de inspector general de Infantería de Marina, ni su hoja de servicios ni los Estados Generales de la Armada aportan dato alguno en este sentido, siendo el primero que figura con este cargo, el también mariscal de campo, José Montero Subiela desde su ascenso a ese empleo el 11 de mayo de 1877. Curiosamente, en el mes de octubre de ese mismo año, su hijo mayor, José, a la sazón contralmirante, fue nombrado comandante general del Departamento Marítimo de Cartagena. juan anTOniO góMez vizcaínO CORONEL DEL ET(R) notas 1 La gracia de subteniente venía concediéndose en las siguientes circunstancias: sin sueldo ni antigüedad que servía para que el agraciado fuese llamado a realizar estudios y prácticas; con sueldo y sin antigüedad que permitía asistir a las prácticas y cursos en las unidades del cuerpo, hasta que hubiese vacante, y con antigüedad y sueldo que le daba pleno derecho. 2 En este tiempo tuvo lugar una nueva reforma, por real orden de 12 de febrero de 1833, en la que la Brigada Real de Marina pasa a constituir el Real Cuerpo de Artillería de Marina con los tres batallones y la sección de Filipinas, estableciendo además una academia para la enseñanza de los artilleros jóvenes. 3 Una nueva reorganización se llevó a cabo este año, por real orden de 20 de junio, reuniendo en un único Cuerpo de Artillería e Infantería de Marina dos batallones de artillería y tres de infantería, con escalafones distintos, y dependiendo administrativamente éstos últimos del Ministerio de la Guerra. 4 En 1848 tiene lugar la reforma de Roca de Togores, por real decreto de 22 de marzo, con específica referencia a «la tropa que guarnece sus buques y que al propio tiempo tiene a su cargo la artillería, considerada con razón primer arma de mar» y atendiendo a «mejorar la organización de esta fuerza», disponiendo se divida el Cuerpo de Artillería de Marina en dos armas especiales: Artillería e Infantería de Marina que, sin embargo, la separación dependerá de un comandante general. La Infantería de Marina tendrá tres batallones independientes denominados 1.º, 2.º y 3.º, de seis compañías cada uno, que se numerarán correlativamente y se repartirán diez en Cádiz, seis en Ferrol y dos en Cartagena, prestando el servicio a bordo y en tierra, que detallan las ordenanzas generales de la Armada, manejando además la artillería de los buques que guarnezcan; y el Cuerpo de Artillería de Marina se compondrá de tres brigadas. 5 La reforma dispuesta por real decreto de 6 de mayo de 1857 viene precedida por una exposición del ministro de Marina en la que se pone de manifiesto que se trata de hacer, ante todo, justicia al antiguo y bien merecido concepto de estos cuerpos auxiliares, pero aún así no dejará de ser otra más a sumar a las seis habidas en los últimos cuarenta años. En su articulado dispone que la Infantería de Marina constará en lo sucesivo de cinco batallones, y respecto a la Artillería de Marina, por otro real decreto de la misma fecha, se suprimen las brigadas pasando los cabos y los soldados a los batallones de infantería y se crea un cuerpo de jefes y oficiales bajo la denominación de Estado Mayor de Artillería de la Armada. 6 Una nueva reforma por real decreto de 13 de abril de 1859, fundamentándola en que «esta correspondería mejor al objeto de su institución si de la parte destinada a cada uno de los tres departamentos del ramo se formara una media brigada de dos batallones a seis compañías cada uno, con lo que se satisfacía la urgente necesidad de establecer un sistema de unidad en el mando», bajo el mando de un brigadier en el de Cádiz y un coronel en los de Ferrol y Cartagena, que se titularán comandantes de la Brigada de Infantería de Marina del departamento, quedando todos igualados en fuerza pero «por altas consideraciones» en el de Cartagena «podrá haber siempre uno disponible para trasladarlo al punto donde lo exija la conveniencia del servicio». 7 Declarada la guerra el 22 de octubre de 1859 se organizan por real orden de 8 de diciembre, dos batallones del Cuerpo para la campaña siendo designados 4.º y 6.º. El 4.º Batallón se encuentra en Ferrol y por real orden de 29 de noviembre es destinado a áfrica, partiendo el 2 de enero de 1860 para Madrid, donde permanece de guarnición hasta el 4 de mayo que parte para Cartagena; el 6.º recibe la orden de preparación para campaña sale de Cartagena el 20 de diciembre de 1859 para Madrid, al mando del teniente coronel Federico Salcedo San Román, y el 16 de enero del año siguiente queda acantonada en Puerto Real hasta el 10 de marzo que embarca en el vapor San Francisco de Borja para desembarcar en la playa de Río Martín al día siguiente integrándose en la 2.ª división del Cuerpo de Reserva, tomando parte el día 23 en la batalla de Uad-Rás, calificada como acto final de la guerra, quedando con las fuerzas de ocupación en Tetuán hasta su regreso a la Península en el mes de agosto. 8 El 25 de abril de 1869 tuvo lugar un incidente entre los individuos del 2.º Batallón de voluntarios de la Libertad situados en la guardia de prevención de la Casa Consistorial y el jefe de las fuerzas del Regimiento de Infantería Burgos que daba la guardia de principal de la plaza, por no haber correspondido este al saludo reglamentario cuando desfilaba delante de ellos. 9 Tras un acto en el palacio de la Comandancia General, las dos comisiones embarcaron en los botes y falúas, que las repartieron entre los buques expedicionarios, al tiempo que los fuertes saludaban al cañón. 10 ROLANDI SáNCHEZ-SOLíS, Manuel: «La sublevación de la fuerza naval del Mediterráneo y del arsenal de Cartagena en julio de 1873 (II)». Cartagena Histórica n.º 34. Bibliografía ALMIRANTE, José: Diccionario Militar. Madrid, 1989. BOZAL CASADO, S.: Genio y figura de la rosa de los vientos. 1945. Estado General de la Armada, varios años. MARTíNEZ RIZO, I.: Fechas y fechos de Cartagena. 1892. NAvARRO MELENCHÓN, Julián: Organización social y sistemas políticos en Murcia durante la I República. Murcia, 2004. PUIG CAMPILLO, Antonio: Prefumo, su historia política y parlamentaria. Cartagena, 1914. RIvAS FABAL, José Enrique: Historia de la Infantería de Marina Española. Madrid, 2007. ROLANDI SáNCHEZ-SOLíS, Manuel: La sublevación de la fuerza naval del Mediterráneo y del Arsenal de Cartagena en julio de 1873 (I). Cartagena Histórica n.º 33, enero-febrero 2010. SáNCHEZ PASTOR, Antonio: Crónica de las Promociones de Oficiales del Cuerpo de Infantería de Marina (1537-1990). Editora Naval. Madrid, 1991. SERvICIO HISTÓRICO MILITAR. «Historia de las campañas de Marruecos». Madrid. 1947. documentos ARCHIvO-MUSEO áLvARO DE BAZáN: Leg.º n.º 3364/78 y ANC: Cajas 694 y 2270. ARCHIvO INTERMEDIO NAvAL DE CARTAGENA: Cajas 103, 505 y 2304. tes desembarcó y se dirigió a la ciudad. El frío recibimiento al futuro jefe del Estado del alcalde accidental Pedro León Munuera y del jefe del partido republicano José Prefumo, los desaires y las humillaciones que la corporación municipal hizo al comisario y delegado especial del ministro de la Gobernación Sebastián Rolandi, obligaron a éste a solicitar el nombramiento de un juez para que incoase un auto, procesando y suspendiendo en sus funciones a todos los concejales. El futuro rey visitó el arsenal, después se dirigió en coche descubierto a la iglesia y al hospital de la Caridad, y al pasar entre los ciudadanos que, curiosos e impacientes, resistían la nevada que sobre la ciudad estaba cayendo, recibieron un saludo gentil que, quitándose el sombrero y extendiendo el brazo, les hacía desde su vehículo. No obstante, un grupo de exaltados produjeron una algarada en la plaza de San Sebastián cuando se dirigía a Capitanía General donde se celebraba una comida, pero las fuerzas de caballería intervinieron rápidamente y los anularon. A la caída de la tarde, se dirigió de nuevo al arsenal para pasar la noche en la cámara regia de la Numancia, pero a las cinco de la mañana su ayudante el marqués de Dragonetti le dio la noticia de la muerte del general Prim. Con gran serenidad mantuvo el programa previsto y a las siete de la mañana la comitiva se dirigió a la estación de ferrocarril para, en el tren regio, dirigirse a Madrid. Una compañía con bandera y música le rindió los honores de ordenanza. El 29 de enero de 1871 el Gobernador Militar preside en la Muralla del Mar el acto de juramento de fidelidad al nuevo monarca de toda la guarnición de la plaza. Al año siguiente, discurrió con una relativa tranquilidad, tan sólo alterada por la salida que hubo que efectuar una columna formada por elementos de la guarnición de la plaza, el 14 de mayo, con dirección a Murcia, para reprimir una sublevación carlista que había estallado el día anterior. Será el 12 de febrero de 1873, después de una noche de intensa vela en la ciudad, esperando las noticias de 56 BOLETíN DE LA INFANTERíA DE MARINA Madrid sobre la proclamación en el Congreso de la república como forma de gobierno, cuando se desborde el entusiasmo popular recorriendo las calles una gran manifestación, engalanándose los edificios, apareciendo los oradores públicos en distintos lugares y tocándose las mujeres con el gorro frigio. Manifestaciones que continuaron durante todo el mes de febrero, coincidiendo con los carnavales, y que culminaron con las de carácter oficial celebradas el 23 de marzo con la asistencia del Gobernador Militar, las demás autoridades civiles y militares de la plaza y acompañados por los diputados Prefumo y Lapizburú, que desde el balcón de Capitanía General presenciaron el desfile de las fuerzas. Es lo cierto, que tanto en el Ejército como en la Marina, cundió la indisciplina, y en Cartagena la marinería y las tropas celebraban ruidosas manifestaciones casi a diario y a bordo de los buques se repetían los actos de insubordinación, que obligaron a las autoridades del departamento y de la plaza a tomar precauciones, aunque sin decisión de acabar con aquel estado de cosas. La actuación del Gobernador Militar en los días 14 y 15, despojado de su autoridad, ya que una vez proclamado el cantón no dudó en ponerlo en conocimiento del gobierno y manifestar su incapacidad por falta de fuerzas para dominar la insurrección, queda resumida en la siguiente forma: esa misma tarde, el teniente general Juan Contreras acudía al Gobierno Militar y se reunía con su titular, el brigadier (sic) de Infantería de Marina Guzmán, al que le exigía la entrega inmediata de los castillos y fuertes que aún mantenía en su poder (San Julián, que todavía se encontraba en su última fase de construcción, y las baterías de costa). Guzmán alegaría cuestiones de desconfianza en lo referente a la seguridad de dichos fuertes si pasaban a manos de voluntarios; pero, tras recibir garantías del general Contreras de que quedarían protegidos por militares profesionales, accedió, finalmente, a su entrega. La sublevación cantonal había triunfado plenamente en toda la ciudad de Cartagena, escuadra, arsenal naval e instalaciones del Ejército, en tan sólo tres días y sin apenas resistencia por parte de las autoridades civiles y militares de la primera plaza fuerte del país, lo cual favorecería el que, como consecuencia de ello, no hubiera que lamentar ninguna baja por ambas partes (ni muertos, ni heridos). Al atardecer de ese mismo día, y mientras llegaban noticias de que las fuerzas del 2.º Batallón del Regimiento de Infantería de Iberia (acantonado en los vecinos pueblos de La Palma y Pozo Estrecho) se acababan de unir a la sublevación cantonal, con el coronel Fernando Pernas y el teniente coronel José Parra a su cabeza, se preparaban para salir de la plaza (realmente lo harían el día 15 por la mañana) el gobernador militar, brigadier Guzmán (sic), y todas las fuerzas que no habían querido unirse a la sublevación (un batallón escaso del Regimiento de Infantería áfrica, con su jefe, el teniente coronel Miguel Rovira Molina a la cabeza, 40 artilleros y los jefes y la mayor parte de la oficialidad de ingenieros, artillería, Estado Mayor y Administración Militar, con pasaportes firmados, personalmente, por el general Contreras10. Esta actitud fue defendida por Prefumo días después en las Cortes al exponer que: «Tuvo noticia el señor Ministro de la Guerra, por conducto del Gobernador Militar de la plaza, de que el Alcalde y el Ayuntamiento se ponían de su lado y estaban allí para sostener el orden ¿Y que hizo el señor Presidente del poder ejecutivo? Como de ordinario, se cruzó de brazos y se mesó la barba…, y en cuanto a la presencia de de dos batallones a las puertas de Cartagena vuelven a consultar y el presidente guarda silencio y no le dice a aquel Gobernador Militar: “Entren esas tropas, restablezca el orden con la menor efusión de sangre, pero restablezca el orden, porque esa es su misión...”». Entre los años 1874 y 1876 figura en el Estado General de la Armada en el número uno de su Cuerpo, aunque sin señalar destino alguno que, hasta por real decreto de 12 de abril de 1877, se le concede la exención del servicio que, fundado en el mal estado de su salud, tiene solicitado. Por real orden de 25 de enero de 1886, en HISTORIA


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