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REVISTA GENERAL DE MARINA ABRIL 2015

TEMAS GENERALES cierto que, en buena medida como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, los submarinos iban a tener un amplio desarrollo y perfeccionamiento. Por otra parte, a nadie se le escapa la peligrosidad de almacenar a bordo grandes depósitos de oxígeno a presión y la dificultad práctica de eliminar cualquier riesgo que, en las condiciones de un submarino, puede ser desastroso. Está claro que García de los Reyes conocía el peligro y pensaba en otra solución; de ahí su insistencia en un «comburente» que no especifica en ningún momento. En algún sentido, se puede decir que la idea no era nueva, pues el gran proyectista ruso stefan K. Drzewiecki había diseñado y construido para la Marina del zar su Poshtovy, de 1908, propulsado por motores de explosión, utilizando como comburente simple aire comprimido. El pequeño submarino, de 134 toneladas en superficie y 146 en inmersión, con una eslora de 34’3 metros, tres de manga y 2’8 de calado, llevaba once hombres de dotación y lo armaban cuatro tubos, propulsado por dos motores de gasolina (para inmersión) con otros dos motores diésel (para superficie), lo que era una excesiva complicación en un buque tan pequeño, totalizando 260 CV, con los que alcanzaba una máxima de 10’5 nudos en superficie y 6’2 en inmersión, pero con una autonomía limitadísima de 28 millas en inmersión, fruto de los escasos 10 metros cúbicos de aire comprimido que llevaba. Apenas llegaba a los 11 metros de profundidad. Una impresionante imagen de la Flotilla de submarinos cuando García de los Reyes dejaba su fructífero mando. (Colección Aguilera. Museo Naval de Madrid). 396 Abril


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