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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA APORTACIONES

LA MIRADA DEL EJÉRCITO SOBRE LA INDUSTRIA... 219 Como complemento al concurso, desde el Ministerio de la Guerra se inició un estudio sobre la posibilidad de crear un consorcio industrial español, trabajo que se encomendó a las Comisiones de Movilización In-dustrial43. En el seno de las Comisiones el proyecto se acogió con entusias-mo, pues suponía un paso indudable en aras de la nacionalización que tanto Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2013, pp. 197-238. ISSN: 0482-5748 preocupaba. La prensa dio cuenta de la iniciativa del Ministerio de la Guerra y, a través de ella, se convocó una reunión de industriales en la que se les ex-pusieron las bases del futuro consorcio y se solicitó su parecer44. Desde el principio y a lo largo de la negociación, que duró varios meses, los indus-triales defendieron opiniones diversas. En conjunto, todos los empresarios manifestaron su complacencia ante la perspectiva de un plan de inversiones por parte de las autoridades que aseguraría pedidos durante, al menos, cinco años. Sin embargo, las empresas más desarrolladas del sector, y en especial la Hispano Suiza, trataron de evitar la formación del consorcio provocando continuas dilaciones en las peticiones de datos que se le hicieron desde las comisiones. No es difícil deducir la razón de este comportamiento: la crea-ción del consorcio suponía una protección indiscriminada que perjudicaba a las empresas más productivas, y a las que contaban con mayor colaboración del extranjero, ya que, por un lado, se les obligaba a facilitar una informa-ción que podía ser aprovechada por sus competidores, y, por otro, trataba de evitarse el empleo de patentes y material de importación45. Tampoco debió agradar la idea del consorcio a las autoridades de CASA, ya que la nacio-nalización que perseguía el consorcio chocaba de plano con la política de la empresa. CASA había nacido amparada en tecnología extranjera, y te-nía en proyecto la fabricación de aviones de duraluminio, cuyos materiales, en principio, tendrían que ser en buena medida importados. Justo en plena discusión del consorcio, CASA firmó su contrato de colaboración con la sociedad Breguet, que pasó a incorporarse como accionista de la empresa46. 43  «Organización de las Industrias Aeronáuticas» (s. f.), AGMS, tercera sección, primera división, leg. 33. 44  «La aviación. Una convocatoria» (18-10-1923), AGMS, tercera sección, primera divi-sión, leg. 33. 45  «La casa Hispano-Suiza no ha contestado a las observaciones generales a pesar del tiempo transcurrido, sin duda, por no estar dispuesta a facilitar la labor de otra casa competidora». «Copia del oficio remitido a esta Sección por la Comisión de Industrias Civiles de la Cuarta Región» (20-5-1924), AGMS, tercera sección, primera división, leg. 33. 46  El contrato con Breguet se firmó en marzo de 1923, «Acta 13 de Construcciones Aero-náuticas S. A.» (26-3-1924). Hasta 1926 Breguet fue propietaria del 19 por ciento del capital de CASA; ese porcentaje se redujo al 14 por ciento en los dos años siguientes, para descender al 9 por ciento en vísperas de la guerra civil.


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