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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

LA ÚLTIMA MISIÓN DE LA FRAGATA NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES convoy mandado por Bustamante fue atacado por el británico, dirigido por Moore y formado por las fragatas de crecido porte Lively, Indefatigable, Amphion y Medusa. Antes de llegar al enfrentamiento, el comodoro Moore comunicó al jefe de escuadra español que «se hallaba con orden de S.M.B. para retener esta división y llevarla a Inglaterra, aunque fuese a costa de un reñido combate, para cuyo único objeto había venido con aquellas cuatro fragatas de gran fuerza, bien pertrechadas y marineras, tres semanas antes, en relevo de otra división que había estado con igual encargo» (34). El resultado del combate es bien conocido: la Mercedes se hundió tras explosionar, arrastrando al fondo marino al menos a 275 de las 323 personas embarcadas (35), y las otras tres fragatas españolas fueron conducidas, con sus tripulaciones y sus valiosos cargamentos, a puertos británicos —la Clara y la Medea, a Plymouth, y la Fama, acompañada por la Lively, a Portsmouth. Cumplido el «encargo», al día siguiente Moore lo comunicó desde su Indefatigable al almirante Cornwallis: «I have the Honor to acquaint you, that I have executed the Service you did me the Honor to charge me with» (36). En su carta añadía que los españoles habían sufrido «principalmente en el aparejo, como era el objetivo». Sin embargo, los informes de los marinos españoles revelaron que numerosos impactos se recibieron «a flor de agua». La causa inmediata del agravamiento de las tensiones entre Inglaterra y España previo al combate databa de un mes antes, cuando el 14 de septiembre el contralmirante Alexander Cochrane, al mando de la fuerza que bloqueaba a la escuadra francoholandesa de Gourdon en Ferrol, observó que varios buques españoles realizaban movimientos en ese puerto. Aunque tal actividad se hacía con vistas a transportar las tropas destinadas a sofocar una insurrección en Vizcaya, Cochrane pensó que esas maniobras podrían facilitar la salida de los buques enemigos bloqueados y, en consecuencia, exigió al capitán general Tejada el desarme de los barcos españoles y avisó a Londres de la posible ruptura de la neutralidad. Así las cosas, el Generalísimo dispuso finalmente que las tropas se trasladaran por tierra y que los navíos se desarmasen. Sin embargo, la postura británica, lejos de apaciguarse, se endureció, y el Almirantazgo ordenó detener y conducir a puertos ingleses las embarcaciones encontradas con caudales a bordo, así como impedir la entrada de los buques españoles de guerra en los puertos nacionales o su salida de ellos. Cochrane comunicó esta decisión a Tejada, pero Godoy le ordenó entonces que, «disimulando o desentendiéndose de las bravatas del contralmirante inglés Alejandro Cochrane», hiciese «respetar el pabellón español», disponiendo la salida de puerto de «cuantos buques de guerra sean necesarios (…) haciendo que (34) ALVEAR, p. 389. (35) La «Relación de los individuos que se han salvado del naufragio de la fragata de guerra nombrada la Mercedes», procedente de la colección Ruiz Luque (núm. inv. 383-84), contiene solo 48 nombres, ninguno de los cuales se corresponde con el de los al menos 23 civiles embarcados. (36) Carta publicada en The London Gazette del 20 octubre de 1804. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 37


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