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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

JAIME ANTÓN VISCASILLAS (14). Por eso sorprende de forma aún más notoria que la orden ministerial citada no asigne el benemérito nombre de Augusto Miranda a ninguno de los cuatro submarinos S-80, y que también haya orillado el de otros destacados precursores y submarinistas españoles sin duda también merecedores de elogio, como Cabanyes, Bonet, Mier, junquera, Sanjurjo o el almirante Arturo Génova Torrella (15). La nómina de precursores del Arma Submarina española arranca con los insignes investigadores Narciso Monturiol y Cosme García, cuyos proyectos, realmente ambiciosos, no recibieron en su tiempo el apoyo que merecían. No obstante, el inventor del submarino es en rigor el genial marino Isaac Peral, cuyo aparato sí tuvo éxito empírico, pues pasó todas las pruebas de mar programadas al efecto, marcando así un verdadero hito histórico. Pero el definitivo creador del Arma Submarina en cuanto tal, diseñador de su organización e impulsor inicial, fue el ilustre almirante Augusto Miranda, que como eficaz gobernante que fue supo aunar las fuerzas necesarias para llevar adelante su gran política de reformas. Por último, en este capítulo es preciso resaltar también al primer jefe de escuadrilla del Arma e implementador de su organización: Mateo García de los Reyes. Por tanto, atendiendo a lo que llevamos dicho, nos atrevemos a sugerir la oportunidad de un cambio de nomenclatura, de lo que hay hasta cuatro antecedentes en nuestra historia, en algún caso incluso antes de la botadura (16). Sobre las figuras históricas homenajeadas y su circunstancia Como acabamos de ver, son cinco los pioneros destacables en la protohistoria y los prolegómenos del Arma Submarina española. Pero la «S-80» no suma (14) Así, Isaac Peral dio nombre a los submarinos C-1 y S-32, además de a la base de submarinos en Cartagena; Narciso Monturiol hizo lo propio con el A-1, el S-33 y el S-35; Cosme García, con el A-2 y el S-34, y Mateo García de los Reyes, con el S-31, aparte de que la escuela de submarinos de la Armada se denomina Almirante García de los Reyes, nombre que se le impuso hace más de treinta años en virtud de la orden ministerial 414/24, de 1982, de manera que su nombre ha quedado indisolublemente vinculado al Arma Submarina. (15) Sus hazañas están bien descritas y documentadas en qUEVEDO CARMONA y otros. (16) El ejemplo más reciente nos lo ofrece la fragata F-102, que inicialmente se denominó Roger de Lauria y después pasó a inscribirse como Almirante Juan de Borbón. Igualmente son numerosos los antecedentes de marinos ilustres sepultados en el Panteón cuyo nombre se ha asignado reiteradamente a algún buque de la Flota en el curso de la historia de la Armada española. Por otra parte, los cruceros Blas de Lezo (1916) y Méndez Núñez (1920) nos ofrecen un ejemplo de cambio de nomenclatura para conmemorar una efeméride relevante. Estas dos unidades, integrantes de la primera serie de cruceros de la Ley Miranda, permutaron sus nombres precisamente con el fin de celebrar/conmemorar el centenario del ilustre brigadier don Casto Méndez Núñez (1824-1869). Una real orden de mayo de 1924 así lo dispuso, de modo que el Blas de Lezo pasó a denominarse Méndez Núñez, y el Méndez Núñez (botado en 1923) se entregaría después como Blas de Lezo. De esta manera, el nuevo Méndez Núñez (ex-Blas de Lezo), botado en 1922 y cuya construcción estaba más adelantada que la de su gemelo, pudo participar con su flamante nombre en los actos del primer centenario del marino. 50 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 127


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