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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

BEATRIZ GARCÍA ÁLVAREZ DE LA VILLA al mismo tiempo veía la necesidad de afianzar los lazos entre ambas. Mientras que la marina de guerra disponía de buenas academias para la formación de oficiales, habiendo acometido reformas en sus planes de estudio acordes con los avances tecnológicos del siglo XIX, la mercante, que dependía del Ministerio de Fomento, se guiaba todavía por un plan anticuado criticado por muchos y que no garantizaba una adecuada formación de sus pilotos (28). Por ello, Terry dirigirá sus esfuerzos a dotar tanto al oficial como al piloto de unos textos claros y prácticos, a modo de vademécums, que evitasen naufragios y accidentes. Esta labor le merecería el reconocimiento de la marina mercante, según atestiguan estas palabras: «En la marina mercante el nombre del General Terry es popular, sus libros están sobre el cuarto de derrota de todos los buques, entre los pilotos se pronuncia el nombre de Terry como el de un gran amigo; y en efecto amigo fue siempre D. Antonio Terry de los marinos mercantes. No perdonó ocasión para favorecer los intereses del comercio marítimo» (29). Principales problemas de la navegación reflejados en sus obras Los rápidos avances en la arquitectura naval, con el tránsito de la vela al vapor desde mediados del siglo XIX, y la consiguiente incorporación de masas de hierro y acero en los buques, comportaron cambios significativos en la formación y conocimientos que debía atesorar la tripulación de este tipo de barcos. La pérdida de muchos buques de hierro por la incapacidad de quien dirigía la derrota para solventar los problemas del desvío del compás, la escora y el cambio de posición geográfica hacía necesarias publicaciones que instruyeran sobre la manera de compensar el compás y comprobar los desvíos sin pérdida de tiempo. Antonio Terry resume en pocas líneas cuál era la preocupación general de entonces: «Aterradora es la frecuencia con que se suceden los naufragios, diversas sus causas, pero la mayor indudablemente, los errores de la aguja o la mala interpretación dada a las indicaciones de esta». La preocupación por el aumento de naufragios hizo que en el siglo XIX se incrementasen los estudios a nivel internacional para encontrar con urgencia soluciones al problema. Un ejemplo claro de este esfuerzo es el Liverpool Compass Committee, donde se reúnen en sociedad investigadores de diferentes países y del que surge, en 1860, un prontuario crucial para la navegación: el Admiralty Manual for the Desviations of the Compass, de Evans y Smith. Su tercera edición es traducida por la Dirección de Hidrografía, que en 1871 encarga a Lobatón y Aranda la redacción de una obra de similares características donde se den reglas para la navegación ajustadas a los méto- (28) RICART y GIRALT, josé: «La enseñanza del piloto», en El Mundo Naval Ilustrado, 15 de febrero de 1899. (29) Ibídem, pp. 103, 104. 86 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 127


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