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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

JOSÉ CERVERA PERY El origen del conflicto En el verano de 1857, una grave persecución religiosa se abatía sobre el Tonkín central, provincia del reino de Annam. Iglesias y colegios católicos eran destruidos o incendiados, y el vicario apostólico en la provincia mencionada, fray josé Díaz Sanjurjo, había sido capturado. Este dramático e insólito hecho —la Iglesia tonquina había sufrido múltiples persecuciones en los últimos 200 años, pero nunca se había enfrentado al secuestro de uno de sus prelados— impelió a los misioneros españoles a dirigirse a Macao para implorar la intercesión de Francia o España en favor del citado obispo. El procurador de las misiones españolas en China y Tonkín, fray Francisco Roy, recibió la noticia el 25 de agosto, y al día siguiente se presentó en Macao ante el cónsul general de España, quien por falta de medios y por la demora que supondría pedirlos al capitán general de Filipinas solicitó ayuda al ministro plenipotenciario de Francia en China, Bourbolon. A instancias de este, el jefe francés de las fuerzas navales en los mares de China, almirante Rigault de Genouilly, puso el vapor Catinat a disposición del conde Klezowski, a quien se había encomendado presentarse en nombre de Francia y España en las costas de Tonkín con el fin de reclamar la entrega del obispo español y, en caso de que este hubiera sido ejecutado, protestar enérgicamente ante la corte de Hué en nombre de ambos países. El Catinat salió de Macao el 3 de septiembre y regresó un mes más tarde con la noticia de que el obispo había sido decapitado el 20 de julio anterior tras padecer un penoso martirio. Los representantes franceses y españoles comunicaron el luctuoso suceso a sus respectivas cortes, al tiempo que recibían cartas de fray Melchor de Pedro, nuevo vicario apostólico en el Tonkín central, que pintaban un cuadro aterrador de la situación en que se encontraba el país y de las sangrientas persecuciones que sufrían los que predicaban la religión católica y los súbditos españoles en particular. Así las cosas, París y Madrid aproximaron posiciones y se concertaron para conjurar el peligro oriental y proteger tanto a sus nacionales amenazados como sus intereses comerciales. Se prepara la expedición Decidida Francia a intervenir en Cochinchina con las armas, ordenó a su flota concentrada frente a China dirigirse a las costas de Annam, para obtener la debida satisfacción y arrancar de Tu-Duc, el emperador annamita, la promesa de que se adoptarían medidas para evitar la repetición de hechos tan lamentables. Al propio tiempo solicitaba la colaboración de España en la empresa, por lo que el 1 de diciembre el ministro de Negocios Extranjeros de Napoleón III, conde de Walewski, enviaba al embajador de Francia en Madrid una nota confidencial donde se solicitaba sin ambages la colaboración española, nota que fue trasladada al ministro español de Estado, Martínez de la Rosa. El propio emperador manifestaría al embajador español en París, duque de Rivas, 98 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 127


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