acompañar a más de treinta viajes al extranjero. Teníamos un claro proyecto político que habíamos de trasmitir a nuestros conciudadanos y a los países de nuestro entorno. La integración en las instituciones europeas —el Consejo de Europa, la Comunidad Europea, la OTAN…—, así como la defensa de los derechos humanos, de la seguridad y de la libertad, permitieron a España jugar un papel en la comunidad internacional, proyectado sobre todo hacia Europa e Iberoamérica. —¿Qué aporta la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas que preside? —Es un centro de diálogo donde se habla y se escucha, en el que se produce el encuentro entre personas que han tenido ciertas experiencias en la vida y una forma de racionalidad cultural que se alcanza con la madurez de la edad, como conocimiento que se adquiere con la práctica profesional y con la reflexión de los años. Es un conocimiento no sólo técnico ni científico, sino basado en razones vitalmente acumuladas, que pertenecen a la experiencia y que tienen en cuenta la fragilidad humana y los límites de la razón. —Ha lamentado que hoy tenemos una «enorme crisis de valores». —Atravesamos una crisis aguda de valores porque vivimos en una crisis de principios morales. Estos principios han perdido poco a poco su sentido y han sido vencidos por la cultura del bienestar y del puro utilitarismo. Y, sobre todo, se ha despreciado la verdad. Proliferan nuevos y falsos derechos en la defensa de antivalores, cuyo objetivo ha sido vaciar de contenido los auténticos valores. La única solución que vislumbro es que en ninguna circunstancia pública o privada se pueda abandonar la verdad. En muchas cuestiones fundamentales no se nos ha dicho la verdad. Nuestro deber es exigirla. —¿Qué otras actividades le ocupan? —Sigo teniendo una gran vocación universitaria y académica. Leer, estudiar, asistir a conferencias, preparar discursos, participar en coloquios… éstas son algunas de mis actividades. Soy también muy aficionado a pasear, especialmente en el monte. Y por encima de todo, disfruto con mi mujer y mis hijos y con los amigos. Santiago Fernández Foto: Iñaki Gómez/MDE «Los militares cuentan con una excelente preparación que va más allá de su conocimiento profesional». la proliferación de armas de destrucción masiva, el terrorismo, el crimen organizado, los Estados fallidos, las pandemias… Hemos de contribuir a dar respuesta a las expectativas de nuestros ciudadanos y aunar esfuerzos para lograr la paz que hoy falta en tantos lugares del mundo. —Ha coordinado varios Cuadernos de Estrategia del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), ¿qué le ha supuesto esta labor? —En el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad CEU-San Pablo hace años que venimos publicando estos Cuadernos, lo cual nos han permitido una colaboración conjunta entre militares y universitarios, muy enriquecedora. Los debates que hemos mantenido me han servido para conocer muchos temas a los que era ajeno, y he descubierto la excelente preparación de los representantes de las Fuerzas Armadas, que va más allá de su conocimiento estrictamente profesional. Los militares han mostrado una disposición a compartir ideas e ideales que me ha resultado de gran provecho. —¿Cuáles son los recuerdos más gratos de su dilatada carrera política? —Los de aquellos momentos iniciales de la transición junto al presidente Adolfo Suárez y bajo el mando del Rey Don Juan Carlos, a quien tuve el honor de Diciembre 2014 Revista Española de Defensa 11
REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 312 DIC 2014
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