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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA

INGENIERÍA MILITAR DE ARMAMENTO: UN BIEN DE... 327 trial de España, como, lo fue la Ley General de Ferrocarriles del 3 de julio del mismo año. Luxán fue además el que propuso al Director General de Artillería, general Francisco Javier de Azpiroz, el nombramiento de Elorza para la dirección de la Fábrica de Trubia. El general Luxan, tuvo como uno de sus destinos la Fundición de Bronces de Sevilla, fue comisionado para viajar por Europa y visitar fábricas de armas y fundiciones, publicando en 1837 el libro Un viaje facultativo verificado en el continente y descripción de las fundiciones de Duay, Strasburgo, Tolosa, La Haya, Carlsbur, Lieja y Sayner-Hutte, en su 1ª parte y Un viaje facultativo ve-rificado en Inglaterra y descripción del trabajo metalúrgico del hierro, cobre, estaño y plomo desde su extracción de las minas hasta su empleo en las artes; como también de la fundición de cañones de Woolvich, etc, etc, fue vocal de la Real Academia de Ciencias entre 1847 y 1867, alcanzando en 1866 la vi-cepresidencia, y publicando en 1861 como Memoria de dicha Real Academia Viaje Científico a Asturias y descripción de las fábricas de Trubia, de fusiles de Oviedo, de zinc de Arnau y de hierro de la Vega de Langreo. Fuera ya de su ministerio y ejerciendo la oposición política en las Cortes Españolas, el general Luxan, en la sesión del 30 de junio de 1867 se opuso abierta y acaloradamente a la medida del entonces ministro de Fomento, Manuel de Orovio de eliminar la partida presupuestaria para el Real Insti-tuto Industrial y proceder a su cierre. El general no tuvo éxito y el cierre se produjo así como el de otras escuelas de ingeniería industrial de España de diferentes provincias, manteniéndose activa de forma continua solamente la de Barcelona. La enseñanza de la Ingeniería Industrial en Madrid se perde-ría hasta el año 1901 en el que el conde de Romanones, ministro de Instruc-ción Pública reabría por Real Orden de 17 de agosto la Escuela Central de Ingenieros Industriales. Debido a los conocimientos y experiencia adquiridos en la implantación en los establecimientos de la Industria Militar de los progresivos avances técnicos que se desarrollaron en la artillería, la sociedad y la industria es-pañola se apoyó continuamente en ingenieros formados en los centros de enseñanza militares. Ello terminaría por dar lugar a un conflicto de compe-tencias con los ingenieros civiles, que provocó una demanda de varios de estos ingenieros y arquitectos elevada en forma de instancia a la Presidencia del Consejo de Ministros el 31 de marzo de 1900. El motivo principal de la demanda era solicitar la derogación de la Real Orden de 7 de enero de 1900 por la que se confirmaba el derecho de los ingenieros militares, así como de los demás jefes y oficiales del Ejército y Armada, provistos de títulos académicos debidamente expedidos al libre ejercicio de sus respectivas profesiones en trabajos particulares, y que por Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 289-358. ISSN: 0482-5748


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