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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA

ANTOLOGÍA BIOGRÁFICA DE ALGUNOS ARTILLEROS... 369 de Carlos III al mando de un equipo de oficiales y suboficiales de distintas armas, que también actualizarían el nuevo Reglamento del Real Cuerpo de Artillería, publicado el 22 de julio de 1802. Ese mismo año, el 3 de abril, es nombrado Consejero de Estado, asumiendo de nuevo en junio el Gobierno y la Capitanía General de Cádiz, puestos que ocupa hasta enero de 1804. Sus buenas relaciones con Godoy le proporcionan la concesión de la Gran Cruz de Carlos III, el 7 de enero de 1804. El 16 de septiembre se hace cargo de la Capitanía General de Granada, donde hace frente con gran eficacia a la epidemia de vómito amarillo que se había declarado en la ciudad. Permanece en el cargo hasta abril de 1805, en que solicita su retiro. Reside en el Puerto de Santa María hasta el 31 de mayo de 1808, fecha en la que asume la Capitanía General de Andalucía y el Gobierno de Cádiz. Junto con los almirantes Moreno y Ruiz Apodaca, encargados de pre-parar el ataque, forzó la rendición de la escuadra francesa de Rosilly en la bahía de Cádiz, el 14 de junio de 1808. Tras la capitulación francesa en Bailén, en desacuerdo con Castaños y su pacto con Dupont, se opuso a vigilar y embarcar los prisioneros con destino a Francia, al no tener el personal de vigilancia ni medios para hacerlo. El 30 de septiembre de 1808 la Junta Central le nombra Director Ge-neral de Artillería, y el 9 de noviembre, Fernando VII, Consejero Nato del Supremo Consejo de Guerra. Una vez en Madrid, ante el avance del ejército francés, dirige la forti-ficación de los puertos de la Sierra de Guadarrama. Al llegar los invasores a Segovia se apoderaron de numerosos fondos de la valiosa biblioteca del Colegio, entre los que se encontraban ejemplares de su Tratado de Artillería, muy valorado por los franceses, al considerar a Morla como uno de los tra-tadistas artilleros más importantes de Europa. Deja su puesto de Inspector General de Artillería, y junto al Marqués de Castelar se le encomienda la difícil defensa de Madrid, dando comienzo la etapa más debatida de su vida. Su misión era oponer tal resistencia a Napoleón que con el desgaste desistiera de su empeño, aunque estaba convencido de la inutilidad del en-cargo si el poderoso ejército francés ordenaba el ataque, al ser la capital un objetivo prioritario del Emperador para poder instalar en la Corte a su her-mano José como rey de España. Falto de medios y abandonado de hombres importantes, como Castelar e Infantado, el 3 de diciembre de 1808 se vio obligado a capitular para evitar inútiles derramamientos de sangre. La entrada de Napoleón en Madrid oscureció al ilustre artillero, que fue acusado de traidor al ratificarse públicamente a favor de rendir Madrid a Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 359-446. ISSN: 0482-5748


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