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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 892 JUL_AGO 2015

Recursos Humanos Estatua de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, en Burgos REVISTA EJÉRCITO • N. 892 JULIO/AGOSTO • 2015  67  circunstancias han llegado a posiciones de dirección de un equipo, unidad u organización. Yo creo que pretender buscar a líderes o jefes que reúnan todas estas cualidades no es sensato, de poco sirve el catálogo de cualidades para ello. Es posible que determinados individuos tengan algunas y que incluso puedan adquirir otras con el tiempo, pero lo importante es que en el equipo, en el grupo se puedan encontrar todas o la mayoría. Insisto, todas esas cualidades hay que encontrarlas no solo en el líder, sino en el equipo, grupo o unidad. La «suma de todas las cualidades del equipo incluido el líder» es lo que tiene potencial. Es la suma de todos lo que produce valor añadido, la adición se convierte entonces en multiplicación, por eso es tan importante la selección de personal en todos los niveles. Por consiguiente, una de las primeras misiones del líder es descubrir en que cualidades destaca su personal, conocer a su equipo, a su unidad y una vez que estén identificadas y valoradas, saber coordinarlas, hacer que funcionen como un mecanismo bien engrasado colocando a cada cual en el puesto donde mejor provecho se saque a sus cualidades. Dejando a un lado la lista o catálogo de cualidades que deben poseer todos los individuos y el grupo o colectividad, fijémonos en cómo debería actuar el líder. Vemos que el líder es dinámico, el líder se comunica, se interrelaciona, influye, estimula, impulsa, hace converger los esfuerzos individuales en el objetivo a alcanzar. Pero estos son cometidos, no cualidades ni menos valores, que el líder debe asumir y ejercer en su forma de dirección. Son cometidos que están incluidos en la «job description» del jefe y es por tanto la forma normal de su trabajo. Esta forma si se puede aprender, ejercitar. Sorprendentemente, la mimesis en la naturaleza nos proporciona un ejemplo claro de líder en el pájaro guía de una bandada que vuela en una dirección determinada. Para «hacer que el equipo, el grupo funcione», el jefe solo tiene que actuar como ese «pájaro líder de la bandada » que aporta el «saber hacia dónde se va y el camino que hay que tomar», eso proporciona confianza al equipo, a la unidad. A esa cualidad única y esencial, es decir, saber el objetivo a alcanzar y llevar a todos por el camino correcto, yo la uniría a los valores que establecía al principio del texto: Ética, Ejemplaridad, Generosidad y Sentido Común. En definitiva, tener claro cuál es el objetivo, cómo alcanzarlo mediante acciones adecuadas y actuar en el camino con ética, ejemplaridad, generosidad y sentido común en la toma de decisiones es, para mí, lo deseable y exigible en un buen líder, el equipo aportará lo demás. Sin embargo, teniendo en cuenta que la ética, la ejemplaridad, la generosidad y el sentido común


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