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REVISTA GENERAL DE MARINA NOVIEMBRE 2014

TEMAS GENERALES La expedición alcanzó las islas Tuamotu y las Vanuatu (Nuevas Hébridas, según Cook) en 1606. Quirós desembarcó en un lugar al que llamó Austrialia de Espíritu Santo creyendo que formaba parte del continente austral, siendo en realidad la isla más importante del archipiélago y que actualmente lleva el nombre de Espíritu Santo. Allí, Quirós fundaría una colonia a la que denominó Nueva Jerusalén, de corta duración dadas las desavenencias entre los españoles y los nativos. Quirós llegaría a Acapulco en noviembre de 1606, y al poco quedó sumido en la pobreza; no obstante continuó enviando un memorial tras otro para regresar a las islas del Pacífico austral, pero la monarquía española, en la bancarrota y temiendo el aumento de la despoblación de España, no hacía caso a sus solicitudes dando por finalizada la expansión del Imperio por el Pacífico, si bien sin desengañar del todo a Quirós por temor a que desvelara sus secretos a otras potencias. La localización del archipiélago de las Marquesas fue mantenido en secreto por los españoles para que los ingleses no se apoderaran de él, pero el capitán James Cook lo redescubrió en 1774; luego pasó a Francia en 1842. Las islas Salomón quedaron abandonadas durante más de dos siglos. Cuando pasaron Carteret, Bougainville y Surville, el cartógrafo Buache las señaló como las islas de Mendaña en el año 1781. Mientras tanto, y a finales de 1609, Isabel y Fernando llegan a España y van a la corte para tratar de obtener satisfacción. Cuando, con casi 50 años, Quirós, que solo vivía de recuerdos, había abandonado toda esperanza, un conocido suyo, el príncipe de Esquilache, es nombrado virrey del Perú; y el 21 de octubre de 1614 obtiene Quirós una real cédula. Todas las penalidades se olvidan y el 4 de abril de 1615 parten desde Sevilla Esquilache y Quirós. La nave cruza el Atlántico, llega a Nueva España, atraviesan México, y al ver el Pacífico, Quirós muere; entre sus manos, el lignum crucis que le había regalado Clemente VIII. De nuevo surgen divergencias sobre la fecha y lugar de fallecimiento de Isabel Barreto. Mientras unas fuentes datan su muerte en 1610, otros la alargan hasta 1612 y hay quien la sitúa en el continente americano, mientras otros aseguran que volvió a pisar tierras españolas. Termina así Bosch Barrett su biografía: «Las trazas de don Fernando y doña Isabel se pierden. Se supone que él quedó en Madrid, donde murió olvidado sin haber conseguido privilegio. En Galicia las gentes hablan de un Mayorazgo donde vive una mujer ya entrada en años, con sus dos hijos, y durante las veladas las madres refieren a sus pequeños unas historias de viajes realizados por aquella señora de cabellos blancos que fue doña Isabel Barreto, Adelantada de las islas Salomón, conocida también por la Reina de Saba» (Bosch, 1943: 143). Hemos partido pues de un hecho histórico, y sabemos que el propósito de la ciencia histórica es averiguar los hechos y procesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad, aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean posibles son en sí mismos objetos de debate. 2014 629


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