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REVISTA GENERAL DE MARINA NOVIEMBRE 2014

formó durante el reinado de los Reyes Católicos tuvo su influencia en el desarrollo del lenguaje marinero y determinó en gran medida el vocabulario que figura en los diccionarios marineros. Este tiene aún vigencia en el cotidiano lenguaje que hoy usamos los marinos cuando navegamos o en nuestro quehacer ordinario. Nuestros clásicos del Siglo de Oro vivieron esta frontera lingüística que separaba las dos parlas marineras. Cervantes y Lope de Vega son los más altos representantes de cada una de ellas. Cervantes, soldado en las galeras de Lepanto, usaba un vocabulario que al marino de hoy le resulta extraño, jamás escribió babor, estribor, ancla, cofa, según decimos hoy, sino banda diestra y siniestra, fierro y gata. Lope de Vega, en cambio, combatiente en la Tercera y como soldado en la Armada de Medina Sidonia, que nosotros jamás denominamos «Invencible», con más énfasis que soltura usaba una terminología más clara e inteligible y afín con el lenguaje actual. La fusión de ambos reinos, la creación del Cuerpo General de la Armada por Patiño y la apertura de escuelas náuticas de enseñanza a finales del siglo XVIII van a proporcionar un amplio arsenal lingüístico con ciertos matices propios correspondientes a sus características, que van a imperar en nuestra Armada española, Mercante y de Pesca, tal y como figura en el primer Diccionario Marítimo Español, obra de gran calidad, con un vocabulario claro y preciso, publicado y editado en 1831 por del capitán de fragata Timoteo O’Scanlan. Además de los vocablos y voces marineras, los diccionarios náuticos recogen la terminología y el arte de navegar, junto con otras ciencias relacionadas con la navegación, la pesca, la arquitectura y la construcción naval. En su lenguaje, el marino emplea voces muy peculiares; así decimos, por citar algunas, halar y no tirar, izar por elevar o hacer subir, arriar por lo contrario, amollar por aflojar, gobernar por dirigir, bogar por remar, mástil por palo, etc. Existen ciertos barbarismos, como ojo de buey por portillo, maqueta en lugar de modelo, cabina y no camarote. PAÑOL DEL ESPAÑOL También hay en el lenguaje marinero voces con diferentes acepciones y matices, como el verbo tomar, con significados comunes: tomar un puerto, tomar rizos, tomar barlovento... En cuanto a preposiciones, dependiendo del tema puede haber confusiones, por ejemplo a popa y en popa. A popa puede estar físicamente una persona o cosa, pero en popa solamente puede estar una embarcación, la mar, la corriente... Así, cuando un buque está cargando o descargando, debe decirse que está de carboneo, en descarga y con carga. A veces, en equivale a con, como en lastre y en rosca. Empleamos las voces a son de mar, a son de puerto, a son de corriente... en lugar de en son de mar, en son de puerto… Es conocida la facilidad de formar palabras que van a ayudar a dar sentido e impulso a la parla marinera. Así, tratándose de vientos se pueden conjugar nortear, lestear, incluso sus propios sinónimos, maestralizar, mastrear (viento del noroeste), lebechear (viento de lebeche). En ocasiones se matiza ventar, que significa soplar el viento, mientras que ventear se aplica solo cuando sopla fuerte. Esta facilidad de conjugar verbos va a dar lugar a una inmensa lista de frases y voces marineras que los diccionarios náuticos recogen en amplitud. Las metáforas, el lirismo y la ironía afloran en nuestro lenguaje marinero, como Navegar en nombre de Dios o Julio, agosto y Mahón, los mejores puertos del Mediterráneo son. Jardines, voz usada a bordo para definir los escusados y servicios, o navegar viento en popa y mar bonanza, navega hasta Sancho Panza, expresión usada cuando se navega con mar llana. La influencia lingüística procedente de nuestra expansión ultramarina nos ha dejado palabras caribeñas: hamaca, canoa, huracán, cayo, petate, cabuya y cabuyería (también se escribe con ll en lugar de y). En Filipinas se denominan tifón y baquio a los vientos fuertes huracanados del Caribe. No puede faltar en esta breve exposición una voz con lenguaje propio que impresiona y hace no salir de su asombro a cuantas personas embarcan o han vivido a bordo: el pito del cómitre o del contramaestre, conoci- 2014 765


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