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BOLETIN INFANTERIA MARINA 19

HISTORIA APUNTES SOBRE LAS OPERACIONES… En el golfo de León y en la costa catalana, buques británicos y españoles de las escuadras del almirante Collingwood cortan las comunicaciones navales de Barcelona con Francia, aunque algunos convoyes enemigos bien mandados - contralmirantes Cosmao y Dumanoir, consiguen forzar el bloqueo y abastecer Barcelona. Otros, sin embargo, como el del contralmirante Baudin, con 19 transportes y escoltados por tres navíos y dos fragatas, enviado a Barcelona desde Marsella a finales de octubre, tienen menos suerte; descubierto y acosado, Baudin separa los mercantes –que buscan el amparo de Rosas- de los buques de guerra, que se retiran hacia Toulon. En el interín, una fragata inglesa captura cinco mercantes del convoy, ya sin escolta, en tránsito hacia aquel puerto, y el resto logra llegar a Rosas. La escolta, perseguida por la flota de Collingwood, pierde dos navíos en combate cerca de Séte y el otro navío y las fragatas consiguen zafarse y regresar a su base. Los mercantes, fondeados ante Rosas, fueron atacados de noche una semana después –el 1de noviembre-, por marines y marinería en una docena de botes de un navío y una fragata británicos, abordándolos y consiguiendo destruir ocho buques, pese a la encarnizada resistencia francesa. El resto, al desaparecer el peligro, regresaron a Marsella sin decidirse abastecer Barcelona, su misión principal13. Para contrarrestar esto, los franceses, en adelante, prepararon en los puertos entre Toulon y el cabo de Creus buques cargados con pertrechos para, cuando se presentara la ocasión, con la mar momentáneamente libre de aliados y corsarios españoles, pudieran dirigirse a Barcelona. 13 De la Fuente, Pablo y Pujol i Hamelink, Marcel. Noves dades sobre el raid britànic contra Roses l’1 de novembre de 1809. Publicado en 2011. Previamente, una semana antes, los británicos hicieron una incursión sobre las islas Medas para adiestramiento en desembarcos nocturnos y como diversión. Los españoles y británicos, a su vez, organizaron numerosos convoyes escoltados que aprovisionaban regularmente desde la mar a las tropas propias, ya que los franceses en tierra, escasos siempre de efectivos y concentrados en los puntos clave, no podían estar en todas partes; en ocasiones los escoltas aprovechaban para atacar y abordar los buques enemigos a la espera, con pertrechos, atracados o fondeados en los puertos catalanes en manos francesas, como San Feliu de Guíxols y Palamós, con buenos resultados la mayoría de las veces y la consiguiente desmoralización francesa. Una acción anfibia más enérgica habría podido ejercerse sin duda sobre la costa catalana ocupada si se le hubieran enviado al almirante Collingwood las tropas veteranas que, desde el inicio de la guerra, había solicitado insistentemente para actuar, mediante acciones anfibias en fuerza, con más eficacia que la simple acción artillera o la de pequeños destacamentos de desembarco; no fueron atendidas hasta 1812, dos años después de su muerte. Este almirante había sido siempre crítico con las expediciones anfibias “secundarias” en “teatros excéntricos y alejados” (como la realizada contra la isla de Walcheren, en Holanda y las bocas del Escalda, en 1809, con 40.000 hombres y una potente flota de guerra de 35 navíos y 23 fragatas, que acabó en fracaso), clamando en cambio por una acción más intensa en la costa española14. 1810. En enero se produce la invasión de Andalucía por el Ejército del mariscal Soult –cuerpos de Víctor, Mortier y Sebastiani y división del general Desolles, más de 80.000 hombres-, que entra en Sevilla y bloquea Cádiz en febrero. El pequeño ejército del Duque de Alburquerque se dirige por propia iniciativa a Cádiz y a la Isla de León y refuerza decisivamente, in extremis, este extraordinario puerto. Se organiza la defensa y con ella se crean varias flotillas de lanchas cañoneras que, en colaboración con los restos de nuestra flota y de la inglesa, con las unidades de los Batallones de Marina y de la Artillería de Marina allí destinadas, con las tropas de Alburquerque y con refuerzos ingleses y portugueses llegados con urgencia, combaten y resisten con éxito al invasor en la fortaleza gaditana por espacio de dos años y medio. Las acciones anfibias, tanto dentro como fuera de la bahía, y los combates en los que participan los soldados de infantería de marina en los caños próximos a la 14 Martínez-Valverde, Carlos. La Marina en la Guerra de la Independencia, 1974. 62 BOLETÍN DE INFANTERÍA DE MARINA


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