El año 2014 marcó un punto de inflexión en el contexto de la seguridad transatlántica. Cuando se preparaba la Cumbre de Gales, la Alianza buscaba cómo y en qué áreas debía marcarse nuevos objetivos y reforzar las dinámicas existentes. Sin embargo, la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia y la declaración del Califato por el autodenominado Estado Islámico impusieron un giro en la reconfiguración de la Alianza.
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