Cerrar el ciclo biográfico de los grandes primeros ministros españoles del siglo XVIII es uno de los mayores méritos de la obra de Paulino García Diego. En efecto, si finalmente José de Carvajal, Ricardo Wall e incluso Manuel Godoy habían terminado por encontrar a sus historiadores más autorizados en los últimos años, Jerónimo de Grimaldi aparecía como una extraña excepción, pues la principal referencia a su actuación en la política hispana era siempre el clásico estudio que en su día dedicara Vicente Palacio Atard a la génesis y firma del Tercer Pacto de Familia, como si aquí empezaran y concluyeran sus servicios a la monarquía borbónica, cuando en realidad había llegado a desempeñar destacadas misiones diplomáticas y había llegado a alcanzar la cúspide del gobierno de Carlos III, la primera Secretaría de Estado. Dicho en pocas palabras, se echaba de menos un estudio como el que ha emprendido y culminado con éxito Paulino García Diego.