Page 115

REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

118 FEDERICO ARÉVALO - ALBERTO ATANASIO El segundo ejemplo es el paso de una carretera, de nuevo para batallón. Son los mismos números, es decir, un total de 24 pelotones para otros tantos subelementos de resistencia. La diferencia básica respecto al ejemplo anterior estriba en la disposición casi triangular de las tres compañías, con frente y profundidad de 1 .000 metros; la cuarta compañía queda como reserva. De nuevo contamos con fuego de flanqueo, profundidad hacia los ejes que forman tanto la carretera como el arroyo y la diseminación de las obras —entre 150 y 300 metros—. Pero ¿qué sucede con los principios de protección y enmascaramiento?, ¿cómo debían ejecutarse esos «subelementos de resistencia»? El principio de protección o cubierta. Los abrigos de hormigón armado En los reglamentos de 1925 y 1927, el principio de «protección o cubierta » se divide en protección cuando los hombres combaten; protección cuando los hombres circulan; y protección cuando los hombres descansan o esperan acudir a los puestos de combate. En los dos primeros casos se utiliza la trinchera y la zanja para protegerlos; mientras que en el último se utiliza el abrigo. Evidentemente, se trata de un concepto deudor de las posiciones atrincheradas de la fortificación de campaña, según el cual se concibe el abrigo únicamente Figura 3. Diferentes refugios de hormigón para el personal. Arriba izquierda: abrigo para seis hombres; medio: abrigo pequeño; arriba derecha: abrigo de segunda línea con cuatro aspilleras de defensa; abajo: abrigos con organización interior de la tropa en literas (del Reglamento para la instrucción técnica de 1925, pp. 115-119) Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 109-156. ISSN: 0482-5748


REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114
To see the actual publication please follow the link above