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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

LA INTELIGENCIA MILITAR EN LA PENÍNSULA IBÉRICA... 29 alto valor —aparentemente este venía por iniciativa propia con deseo de defender su fe y quería entrar porque su hermano vivía allí—, sí se pudo averiguar que los benimerines estaban haciendo preparativos para venir a Algeciras. Mucho más útil fue la captura de efectivos enemigos después de un intento por parte de la guarnición algecireña de salir al ataque y romper las líneas cristianas, los cuales bajo interrogatorio revelaron en qué condiciones militares y logísticas se encontraba Algeciras. En otra instancia, se tomó prisionero a un hombre musulmán que reveló los detalles de una supuesta misión suicida en contra de Alfonso XI. Según el reo, el asesino, que se distinguía por ser tuerto, diría que se había escapado de un pueblo cercano, buscando acercarse al monarca castellano. Cuando lo lograse, trataría de matarlo. El rey, avisado, aumentó sus escoltas y, después de que fuese capturado el potencial asesino, ordenó que se le torturase hasta la muerte. Como recompensa, se le concedió la libertad a su delator57. Aunque la información proporcionada por los individuos secuestrados podía ser de utilidad, era de mucho más valor la captura de agentes del enemigo durante el curso de sus labores, máxime si se recuperaban cartas enemigas que revelasen planes enemigos u operaciones en curso. Durante la rebelión nobiliaria en contra de Alfonso X de 1272-73, la captura de once cartas árabes escritas por Abū Yūsuf Yaq’qūb de Marruecos y su hijo y dirigidas al infante don Felipe, a don Nuño González de Lara, a don Lope Díaz de Haro, a don Esteban Fernández de Castro, a don Gil Gómez de Roa y a don Simón Ruiz de los Cameros no solo reveló la traición de estos ricos hombres sino, además, hasta qué punto estaban dispuestos a conspirar en contra de su monarca58. Cincuenta y cinco años más tarde, durante un momento de animosidad entre Alfonso XI y don Juan Manuel, los oficiales reales bajo el mando de Pedro López de Ayala, adelantado del reino de Murcia, capturaron a una delegación de hombres del magnate rebelde cerca de Lorca en ruta a una reunión secreta con funcionarios de Muḥammad IV (1325-33) de Granada. En esta instancia los hombres fueron prendidos en flagrante delito, ya que los oficiales reales recuperaron una serie de cartas con el sello oficial de don Juan Manuel, entre ellas una en la que se solicitaba aliarse con el emir granadino en contra del monarca castellano, y otras en blanco presuntamente para contener la respuesta oficial musulmana. Alfonso XI no mostró piedad alguna hacia los reos, ordenando que se los castigase como traidores, cercenándoles pies y manos, arrancándoles los ojos y, finalmente, 57  Ibídem, vol. I, pp. 344, 347, 352. 58  Crónica del rey Alfonso el décimo: op. cit., vol. 1, pp. 17-19. Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 11-40. ISSN: 0482-5748


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