Page 145

RHM EXTRA ANIVERSARIO 2ª PARTE QUIJOTE

MIGUEL DE CERVANTES, SOLDADO DE INFANTERÍA ESPAÑOLA 145 no hay, por tanto, soldados de galeras diferentes a los que combaten en tie-rra. Esta era la dinámica ordinaria, la que se repetía todos los años en que había medios económicos suficientes para ello. Este proceder habitual se alteraba en algunos momentos puntuales, de forma extraordinaria, como fueron la ocasión de Lepanto en 1571, o en la contribución que hizo Sicilia en 1586 para la Gran Armada con 1.500 soldados de su tercio embarcados hacia España, de forma que se proveía que una gran parte del tercio fijo de Sicilia embarcase en las galeras. La continua expansión del poder naval turco, así como el incremento de la piratería y el corso, demostraron primero la conveniencia, y con el tiempo la verdadera necesidad de proveer soldados a las galeras que navegaban por el Mediterráneo. Así de contundente lo expresaba Juan Andrea Doria al nue-vo monarca Felipe III, al explicarle al inicio de su reinado algunas claves de la estrategia y de la política naval: «sabe V. M. que las galeras sin infantería no pueden ser de servicio»17. El corso turco y berberisco se incrementó en el Mediterráneo en el s. XVI, buscando naves de trigo siciliano. A partir de la conquista de Argel, en 1516, el corso turco estaba más organizado, era más fuerte, y tenía na-ves más artilladas. Los botines capturados en el corso había que volverlo a vender después en Europa: cristales venecianos, sedas, vino, joyas. El corso necesita pues al comercio, y Marsella era el puerto o centro comercial más importante, más que Valencia, y ahí se concentra el gran comercio con el Islam. El problema corsario no se solucionaba mediante la conquista de las ciudades portuarias o núcleos de corsarios, ya que si se conquistaba una base portuaria de los corsarios, entonces los corsarios se movían y se trasladaban al lugar más próximo, y así sucesivamente. La mejor forma de combatirlos era haciéndoles frente en el mar, para amedrentarles y obligarles a desistir en seguir operando. Puestos a meter hombres en los bajeles de la escuadra de Sicilia, la pri-mera solución fue recurrir a los soldados de infantería del tercio, que ya tenía una buena disciplina y formación en el manejo de las armas. En la Ins-trucción dada por Felipe II a García de Toledo cuando se le nombró capitán general del Mar Mediterráneo y Adriático por Real Cédula de 10 de febrero de 1564, se le dice que en las escuadras y armadas «cuando pareciere y fuere menester, meta en ellas, de la Infantería que sostenemos a nuestro sueldo en Nápoles, Sicilia, Lombardía y España, y toda la que se hiciere de nuevo, porque ha parecido que con el mismo gasto se pueden hacer dos efectos», es 17  El príncipe J.A. Doria a Su Mad., en Génova, 15 de octubre de 1599. AGS., Estado., leg. 1.430, fol. 136. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2015, pp. 139-154. ISSN: 0482-5748


RHM EXTRA ANIVERSARIO 2ª PARTE QUIJOTE
To see the actual publication please follow the link above