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12 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 0 / 2012 desde 1996 hasta 2006. A continuación se realiza una estimación de los factores que lo explican y se cierra con las principales conclusiones. II. ALGUNAS CONSIDERACIONES TEÓRICAS Desde los trabajos pioneros sobre los factores determinantes del gasto en defensa de los países, se ha considerado la existencia de una función de demanda derivada de una función de utilidad social –o, en algunos casos individual-, a través de la cual se ob-servaba la relevancia de los distintos factores explicativos utilizados. En este contexto, se han manejado distintos conceptos del “bien defensa”, definiéndolo como un bien público en la mayor parte de los casos, de manera que la demanda de gasto militar in-dica en qué forma un país asigna sus recursos entre el bien defensa y otros bienes, con relación a un conjunto de variables explicativas –Hartley y Sandler, 2001-. Una gran parte de los estudios se han centrado en el análisis de los países perte-necientes a la Alianza Atlántica (OTAN), debido a las características que aportan los comportamientos de estos países por pertenecer a un club, en términos de aportacio-nes al presupuesto, reparto del mismo (burden sharing), adicionalidad o sustitución de gasto en defensa, etc. Dos han sido tradicionalmente los enfoques más utilizados para aproximar el aná-lisis del gasto en defensa: el modelo de bien público puro y el de producto conjunto o producción conjunta1. El primero de ellos sostiene que la defensa de los países miem-bros es un bien público puro ya que se vincula a la estrategia de destrucción mutua ase-gurada, que estuvo vigente desde la creación de la OTAN hasta mitad de los años 60. De este modo, el armamento nuclear generaba una situación de consumo de defensa no exluyente entre los aliados. Bien es cierto que provocaba un efecto perverso ya que los países más pobres, que no poseían armamento nuclear se beneficiaban de aquellos que si lo tenían y que, por tanto realizaban un mayor gasto en defensa, lo cual se vino a denominar la “hipótesis de explotación” de los países más pobres de la Alianza frente a los más ricos -Sandler y Murdoch, 2000-. En el segundo caso, el análisis se centra en los efectos que posee la pertenencia de un país a una alianza militar sobre el gasto en defensa, de manera que existe un efecto de spill-in entre los países aliados –Olson y Zeckhauser, 1966- y cierto nivel de comportamiento de free rider en las naciones con menor nivel de renta, derivado de la posibilidad de utilizar los gastos en defensa de los países más ricos en su propio beneficio –Murdoch y Sandler, 1984-. Este enfoque supone la existencia de múltiples 1  Bien es cierto que no son los únicos enfoques. Históricamente, se han venido desarrollando otras perspectivas como la de la carrera armamentista, que fue muy utilizada durante la guerra fría o la de las políticas organizativas y la burocracia –véase Mayer , 1986 para el primer enfoque y Kamlet y Mowery, 1987, con relación al segundo-.


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