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49 INTRODUCCIÓN La representatividad y los mecanismos de rendición de cuentas son dos de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el sistema político en Afganistán. Aunque la cámara baja del Parlamento y el Presidente son teóricamente elegi-dos, el proceso de votación se ha forjado sobre la base de un fraude, primero presunto y luego real, un proceso de votación que además ha resultado deslegitimado por una eficaz intimidación llevada a cabo por la insurgencia y que retuvo en casa a muchos potenciales votantes. A niveles más locales, provinciales y de distrito, el problema de la representatividad se hace mayor, ya que tanto los gobernadores provinciales como los vice-gobernadores de distrito son cargos de designación política, con nombramientos realizados directamente desde Kabul. Una población que no está satisfecha con sus lí-deres locales no tiene mecanismo inmediato alguno (es decir, derecho a voto) de exigir responsabilidades, por lo que los Gobernadores Provinciales y los Vice-Gobernadores de Distrito actúan más como representantes del Gobierno Central (Gobierno de la República Islámica de Afganistán) que como representantes del pueblo. Para equili-brar esto, el Gobierno creó los Consejos Provinciales y los Consejos de Distrito, que son /elegidos por el pueblo y a los que se supone que tienen alguna influencia sobre aquellos asuntos que son de su competencia. Sobre el papel, es un buen sistema, pero en la práctica, los Consejos Provinciales tienen poco o ningún poder real1 (la mayoría de la población entrevistada ni siquiera sabía de su existencia), y por ello, al igual que 1  Brahimi, L. and T. Pickering. Afghanistan: Negotiating Peace. New York: Century Foundation Press. 2011. P. 30; Shurkin, M. Subnational Government in Afghanistan. Rand. 2011. Pp. 7-8.


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