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81 Diego Navarro Bonilla Lecciones aprendidas (y por aprender) tratado45. Como subraya, “el valor de una predicción descansa en la valoración de las fuerzas que configurarán los hechos futuros y en el modelo del objetivo”. Junto a la extrapolación, los otros dos enfoques prospectivos son la proyección y la predicción. Una extrapolación es una afirmación de lo que se espera que ocurrirá, basáda úni-camente en observaciones del pasado. En principio, podría pensarse que el estudio sistemático de la historia de la inteligencia, la observación paciente de los hechos y su estudio formalizado, ofrecerían un cuadro aproximado de lo que podría suceder. No obstante, como indica Clark, la extrapolación pura y dura es el método predictivo más simple y también el más conservador. También el más limitado y peligroso. General-mente es útil en el corto plazo Mientras se asuma que las fuerzas (las circunstancias concurrentes que se mencionaban arriba) que actúan sobre el objetivo no cambian de forma rápida, sino gradual, con inercia. Algo que, naturalmente, requiere siempre muchos matices. La proyección, por el contrario, es más fiable: abarca un periodo más amplio y se basa en un principio esencial: las fuerzas que han venido actuando sobre un hecho en el pasado y hasta la fecha, cambiarán irremediablemente en un futuro, próximo o lejano. La proyección incluye dos técnicas de análisis, ambas de carácter cualitativo: sintético/analítica y el razonamiento probabilístico. Es aquí donde la generación de alternativas y de escenarios de evolución futura de un hecho se torna una tarea fun-damental para el trabajo del analista. Y también donde tiene sentido la aplicación de técnicas del árbol y redes de influencia, así como la correlación y la regresión, la esti-mación de probabilidad y el análisis sensitivo. Finalmente, la prospectiva trata de dar respuesta predictiva a la evolución de un acontecimiento en el futuro. Teniendo en cuenta especialmente las fuerzas dinámicas (no las estáticas como la inercia) que, inadvertidamente, actúan sobre el modelo. Es decir: los factores determinantes que actuarán para modificar en uno u otro sentido la realidad de un hecho. La prospectiva dibuja, como se suele decir, futuros. Además, la prospectiva requiere herramientas analíticas y perfiles profesionales (analistas) que com-prendan un mismo problema desde disciplinas diversas y complementarias; y desde una perspectiva transversal y crítica, no lineal. Llegados a este punto, no parece super-fluo incluir las tres reflexiones finales que Clark realiza respecto a la prospectiva: 1. No predice el futuro, pero puede someter la incertidumbre a niveles probabilísticamente razonables. 2. La prospectiva fallará si no incorpora elementos transversales (demo-grafía, valores, formas culturales y creencias, tecnología o economía)., y 3. Los “futuros alternativos”, son definidos por el juicio humano, la creatividad y la imaginación. 45  CLARK Robert M., “op cit.”


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