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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2014

EL SITIO DE BARCELONA: SEPTIEMBRE 1714 23 a los barceloneses, en que seguía considerándose el legítimo rey de España, pero que abandonado de sus aliados y carente de medios navales, no podía prestarles el apoyo de sus tropas21. Antes, el 12 de septiembre de 1713, el embajador de los barceloneses en Londres había presentado un largo escrito a la reina de Inglaterra imploran-do su ayuda para que los habitantes de Cataluña, Mallorca e Ibiza pudieran mantener sus privilegios. Le recordaban a la reina Ana la llegada a Barcelo-na del conde de Peterborow y el manifiesto que este publicó allí a favor de los derechos de la casa de Austria, asegurando la protección inglesa a todos los que reconocieran al archiduque como rey de España22. En ese largo documento, la Diputación de Barcelona y el Brazo Militar de Cataluña, le pedían a la reina que si en los tratados firmados no se hubie-ran incluido las garantías a los deseos expresados por los catalanes, se inclu-yeran nuevos capítulos a esos tratados que garantizaran dichos derechos. El documento termina expresando «La mas reverente súplica y con la mayor esperanza que el magnánimo espíritu y la compasiva y generosa ternura de V.M. no ha de desamparar a los que con la mayor confianza se han puesto y se ponen bajo su protección y amparo». Pero claro, Inglaterra obtuvo con la paz, además de ventajas en el comercio con América, la isla de Menorca y Gibraltar ¿qué más podía querer? Todas estas relaciones internacionales animaron a la resistencia a los barceloneses. Creo que las promesas equívocas del emperador, sus frases de encomio, fueron una crueldad para sus partidarios. Ciertamente que ninguno de ellos se quejó de la ingratitud imperial, pero las gracias que dispensó a los que emigraron a Austria, parecen demostrar que se consideró obligado a compensarles de los males y desgracias que por su causa, y en parte por su culpa, habían experimentado. La presencia de Orry en su cuartel general alarmó a Pópoli, que supuso acertadamente que su inacción ante Barcelona estaba mal vista en la Corte. El marqués de Santa Cruz, entonces jefe del Regimiento de Infantería Astu-rias, nos cuenta como el 11 de mayo se abrió trinchera contra el convento de Capuchinos, defendido por fuerzas de caballería por la escasez de unidades de infantería de los defensores de Barcelona. Los sitiados reforzaron sus posiciones y también lo hicieron los atacantes. Del 12 al 15 de ese mes los sitiadores construyeron varios ramales de trinchera y establecieron una ba-tería de 10 piezas que el 16 rompió el fuego sobre el convento fortificado. El 17 se produjo el asalto a esta posición. Las fuerzas asaltantes estaban man- 21  AHN. Estado. L. 432. 22  AHN. Estado. L. 444. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 13-38. ISSN: 0482-5748


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