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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2014

26 ANDRÉS CASSINELLO PÉREZ pado el camino cubierto. Pocos días más tarde, el marqués de Poal, al frente de unos 10.000 hombres, la mayoría migueletes, intentó acudir en socorro de la Plaza, pero Berwick reforzó a las tropas de Bracamonte, Montemar y González, que se encontraban en la Plana de Vic, y estos lograron detener sus propósitos. El 12 de agosto los borbónicos habían conseguido abrir una brecha en el baluarte de Santa Clara. Los atacantes entraron por primera vez en la ciu-dad, pero fueron rechazados. El 13 volvieron a intentarlo, pero los asaltantes fueron rechazados otra vez sufriendo unas mil bajas. El marqués de Poal insistió en sus propósitos. Se encontraba ya al fren-te de unos 12.000 hombres ocupando Tarrasa, Sabadell y Senmenat, pero acabó derrotado por las tropas del marqués de Montemar y obligado a refu-giarse en las montañas. Volvió y ocupó Manresa, para volver a dispersarse por la alta montaña. También el mariscal de campo del archiduque, señor de Moragas, había llegado a Vic al frente de 3.000 migueletes, pero fue derro-tado por Montemar, quien le hizo 150 prisioneros que mandó ahorcar. El 8 de septiembre, Berwick pidió parlamentar con la plaza para intimar su rendición. Un oficial enemigo solicitó una entrevista con un general de los sitiadores. Ante el teniente general Asfeld leyó un documento en el que se decía «que reunidos en consejo los órganos Soberanos de Barcelona, ha-bían decidido no presentar ni escuchar oferta alguna de rendir la plaza»30. Mientras todo esto sucedía, el 5 de septiembre se reunían en Barcelona la Diputación y el Brazo Militar, ratificando su voluntad de continuar la resistencia. Pero Villarroel mantuvo una actitud contraria a esta posición y el día siguiente envió una comunicación a los Tres Comunes presentando su dimisión como jefe de las tropas y solicitando un puesto de soldado31. Esa dimisión fue aceptada, pero los Comunes decidieron mantenerla en secreto para no afectar a la moral de los defensores. Tampoco pudieron ponerse de acuerdo los Tres Comunes acerca del nombre de su sustituto; trasladado este problema al Consejo del Ciento, que acordaron nombrar generalísimo a la Virgen de la Merced, reunir fondos para pagar la Coronela y revalidar los votos de resistencia formulados el 2 de agosto. Cuando se va a producir el asalto, las fuerzas de los defensores están muy mermadas. Los siete regimientos formados con los restos del ejército del archiduque y con los desertores imperiales, quedaban reducidos a unos 2.000 hombres; la Coronela no tenía más de 2.500; la caballería contaría con unos 200 y había además 8.000 paisanos armados reclutados últimamente. 30  BERWICK: Memorias. Pág. 411. 31  LLAVE (de la): Pág. 179. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 13-28. ISSN: 0482-5748


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