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Rodrigo Lorenzo Ponce de León de atacar al adversario que se encuentre fuera de combate. Está establecida en los arts. 41 del Protocolo Adicional I de 1977 y 4.1 del Protocolo Adicional II, por la costumbre humanitaria internacional109, y su incumplimiento es un crimen de guerra de acuerdo con el Estatuto de la Corte Penal Internacional. Se encuentran fuera de combate aquellos que están en poder de uno de los contendientes, heridos, náufragos y enfermos, así como aquellos que hayan expresado su intención de rendirse. Un caso ejemplar de esto último –hito en la historia de la aviación no tripulada− ocurrió durante la guerra del Golfo (1990-1991) cuando un grupo de soldados iraquíes comenzó a ondear sábanas y camisetas blancas en señal de rendición ante un drone aéreo que sobrevolaba sus posiciones110. En algún lugar se ha llegado a sugerir que los drones, por su condición de medios no tripulados, presentan el doble inconveniente de no poder practicar de hecho la captura del enemigo que se rinde o se encuentra herido o bien que, llegado el caso, aquellos drones que gozan de un alto grado de autonomía no sean capaces de interpretar la actitud de estos combatientes protegidos y procedan a atacarles sin más111. Nosotros rechazamos ambas ar-gumentaciones. entre aquellas otras opciones en las que puede consistir un ataque, las cuales están previstas dentro del concepto legal de «objetivo militar» contemplado, por ejemplo, en el art. 52.2 del Protocolo Adicional I de 1977 y que incluyen «la destrucción total o parcial, la captura o la neutralización del objetivo.». En ocasiones podrá ocurrir que la captura tenga mayor relevancia táctica que la destrucción total o parcial o que la neutralización, bien porque el objetivo personal pueda ser fuente de información, bien por su alto valor político, o bien por cualquier otra razón operacional o estratégica. Por ejemplo, una estación emisora de radio que, una vez neutralizada, podrá ser utilizada en beneficio propio. Por otro lado, si se ha decidido el empleo de medios no tripulados en una operación en particular, la imposibilidad que tiene un drone aéreo de capturar un objetivo es la misma que la que pueda tener el piloto de un avión de combate y debería entrar dentro del planeamiento inicial de la operación plantearse esta hipótesis. Dicho de otro modo, existen ocasiones en las que por la razón operacional que sea (inexistencia de fuerzas terrestres en las inmedia-ciones, 109  Henckaerts, J.M. & Doswald-Beck, L. (2005), Customary International Humani-tarian Law, op. cit., pp. 164 y ss. 110  Singer, P. (2009), Military Robots and the Laws of War, The New Atlantis, A Jour-nal of Technology and Society, issue 23, Winter, pp. 25-45, p. 28. 111  Liu, H.-Y. (2012), «Categorization and Legality of Autonomous and Remote Weap-on Systems», International Review of the Red Cross, vol. 94, issue 886, pp. 627-652, pp. 645-646; y en igual sentido Human Rights Watch (2012), Losing Humanity: The Case Against Killer Robots, op. cit., pp. 34-35. 54 En primer lugar, la opción táctica de captura es una más de limitaciones normativas en forma de Reglas de Enfrentamiento, etc.) Revista Española de Derecho Militar. Núm. 101, enero-junio 2014


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