TEMAS GENERALES cuentemente de las industrias auxiliares del sector, lo que motivó su gran interés en la producción de los aparejos. La accesibilidad de Jorge Juan a los operarios de la barcelonesa Compañía del Asiento de Jarcia, firma que había obtenido el último contrato de suministro de cabuyería para la Armada Real, y la revisión de la escasa calidad del cordaje utilizado hasta el momento, hicieron que se probaran diferentes métodos hasta alcanzar una disminución del peso de la jarcia necesaria para aparejar navíos o trincar la artillería. El resultado final fue una reducción del coste de este suministro y una sustancial mejora del aparejo dispuesto en el Septentrión, botado en Cartagena en 1753. La crisis política Con esta transformación, la Marina española se volvió a colocar entre las mejores del mundo. En Santander, y con los maestros Howell y Rooth, se produjo la primera serie de navíos de tercera clase, los Poderoso, Contento, Serio y Arrogante (1753). En Ferrol se concentró uno de los mayores esfuerzos, fabricándose el prototipo Anquilón, con el maestro Turner al frente, de cuyos planos salió una de las series más conocidas, «Los Doce Apóstoles». Mientras tanto, en Cartagena, el maestro Edward Bryant ensambló los Atlante, San Genaro y San Antonio, ya en 1755. El embajador británico en Madrid, Benjamin Keene, se dio cuenta que España estaba consiguiendo una Armada suficientemente poderosa, lo que ponía en riesgo a la Royal Navy, un proyecto que había que evitar que avanzara, acabando con quien dirigía aquel rearme, el marqués de la Ensenada. En la crisis política de 1754, los intereses ingleses y las manipulaciones de Ricardo Wall, un irlandés de nacimiento y sucesor de Carvajal en el Ministerio de Relaciones Exteriores, propiciaron la caída de Zenón de Somodevilla. El marqués fue destituido por Fernando VI y desterrado a Medina del Campo por entender que estaba conspirando contra los intereses de España en acciones que podrían provocar una guerra con Inglaterra a causa de un conflicto en el Caribe. Jorge Juan se atrevió a visitar a Ensenada en el destierro, pero su sistema de construcción fue abandonado por orden del nuevo rey, Carlos III, quien creía que los métodos galos eran mejores que los británicos, poniendo al frente de ello al ingeniero francés François Gautier. Se entendió que el sistema inglés producía navíos demasiado grandes y pesados, pero años después y para estupor de la comunidad naval, se observó que las técnicas galas hacían que los buques fueran «tormentosos», es decir, veloces pero inestables y por tanto peligrosos, aunque la fabricación de nuevos navíos continuó hasta 1784. En 1755, el marino alicantino organizó periódicamente en su propia casa de Cádiz reuniones de personas afines, donde todos los jueves se congregaban 2015 833
REVISTA GENERAL DE MARINA JUNIO 2015
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