La abnegación y la obediencia de la orden de defensa a ultranza de la posición mediante la frase “clavados al terreno”, brillaron con luz propia en la defensa de la Posición Intermedia donde, el 27 de diciembre de 1941, una sección del II/269 al mando del alférez Rubio Moscoso, defendió durante varias horas el enclave contra un batallón ampliado soviético. Agotada la munición, tras llegar al cuerpo a cuerpo, fueron desbordados y sobrepasados por las fuerzas rusas que se ensañaron con los caídos y dejaron allí sus cuerpos clavados al helado suelo mediante picos y bayonetas, en venganza por el elevado número de bajas y el gran retraso sufridos. El sacrifi cio y muerte de los 27 hombres de la sección, esa asunción de responsabilidad suprema llevada hasta el fi nal, impidió la sorpresa y envolvimiento de sus compañeros del batallón II/269 que también estaba siendo atacado en la cercana población de Udarnik. Estas virtudes de valor, sacrifi cio, abnegación y voluntad de vencer aparecen también en otras acciones heroicas como Teremetz, Mal y Bol Samosche donde se concedió al II/269 la Medalla Militar Colectiva, o en las alturas de Sinyavino donde ese mismo batallón mantuvo sus posiciones a pesar de un 85% de bajas; así como en la batalla de Krasny Bor en el frente de Leningrado, donde 4.500 españoles detuvieron el avance soviético de la Operación Estrella Polar, con unas diferencias 74 Armas y Cuerpos Nº 134 en contra de 1:10 en hombres, 1:40 en piezas de artillería, de 0:90 en carros de combate, 0:10 en medios de bombardeo aéreo, y 0:20 en plataformas de lanzamiento de cohetes. Más de 45.000 soviéticos atacaron sin descanso y tras dos horas de preparación artillera ejecutada por más de 900 piezas que arrasaron las posiciones españolas. 24 horas después de iniciarse el desproporcionado ataque con infantería y carros, el frente español solamente había cedido 3,7 kilómetros donde fue estabilizado con las propias reservas, echando por tierra la operación rusa, que pretendía la ruptura del cerco de Leningrado para después tomar en una tenaza al resto de la división española y estrangular a todo el Ejército del Norte alemán, obteniendo vía libre hasta Berlín. Nadie puede negar la resistencia, la moral de vencer, el espíritu de sacrifi cio y la confi anza en la victoria de aquellos 4.500 españoles que, a pesar de sufrir 2.800 bajas con 1.200 muertos y más de 300 prisioneros, produjeron 15.000 bajas con más de 6.000 muertos al enemigo y retrasaron durante un año las aspiraciones soviéticas. Pero a pesar de todo ese atesoramiento de pundonor y bien hacer, en ninguna de esas operaciones brillan tanto las grandes virtudes militares, hasta el máximo de la comprensión de la razón humana, como en la heroica, sufrida y sacrifi cada marcha sobre la superfi cie helada del lago Ilmen. A principios de enero de 1942, dos Ejércitos soviéticos operaban en el oeste y sur del lago Ilmen empujando a las fuerzas alemanas y cercando Vsvad donde se refugiron 545 soldados alemanes de varias unidades. El mando alemán en que se encuadraba la DEV, solicitó su ayuda para acudir a romper el cerco. En la madrugada del 10 de enero la Cía de Esquiadores de la 250 recibió orden de enlazar con esa guarnición alemana. 205 soldados españoles con 70 trineos, partieron cruzando el lado helado a -52ºC con la misión de recorrer sobre el hielo los 30 Km previstos en ocho horas. Grandes barreras de hielo y fi suras infranqueables obligaron a la compañía a variar en 120º su ruta para dirigirse al sur sufriendo 102 congelados durante el camino, 18 con dobles amputaciones. Tras tomar contacto con fuerzas rusas, ayudaron a destacamentos alemanes a conquistar varias aldeas y posteriormente se
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