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1065 muchos más instrumentos —antes, durante y después de los atentados terroristas— a fin de hacerse con el control de ciertos territorios así como con la complicidad de sus poblaciones49. Instrumentos que no serían muy distintos de los que pueden emplear los Estados que se encuentren en una tesitura similar. A fortiori, la extensión de la GZ a estos casos puede ser útil para advertir de la creciente implicación de estos grupos en nuevos escenarios, antes de que se produzca la escalada terrorista propiamente dicha. Por último, la GZ puede ser generada por grupos insurgentes que aspiran a crear su propio Estado, sin necesidad de actuar como proxies de ningún Estado más poderoso o dotado de intereses geopolíticos de mayor alcance. Esta posibilidad ha sido insinuada a partir de la experiencia del Donbas50. A la hora de la verdad, el caso del Donbas contiene serias limitaciones, en la medida en que solo parece viable a partir de la intervención de un Estado con posibilidades reales de aplicar esta lógica (Rusia, en este caso), devolviéndonos con ello al escenario previsto dos párrafos más atrás. Pero esta última posibilidad puede ser más rentable analíticamente para investigar lo acontecido con algunos warlords asiáticos y africanos51, especialmente a partir del momento en el que logran establecer unas mínimas estructuras pseudoestatales, con la consiguiente capacidad de multiplicar su influencia a todos los niveles (desde el económico al cultural/educativo). Atributos y herramientas de la Gray Zone Características de la intervención en la Gray Zone Con el fin de contribuir a la conceptualización de la GZ es conveniente tomar en consideración algunos atributos que, por su repetición y su relevancia práctica, forman parte de su definición. Es el caso de la «agresividad» de los objetivos trazados (que no necesariamente de las formas empleadas para alcanzarlos). Por lo tanto, cuando los expertos citan este atributo, lo hacen enfatizando que la GZ siempre busca forzar el statu quo internacional. Algunos autores aluden incluso a que se trata de medidas 49 KAPUSTA, op. cit., 20; Olson, op. cit., p. 1; Freier, op. cit., p. 4. 50 Vid. Koven, op. cit., pp. 14 y ss. 51 Para un análisis de los warlords como actores y sus posibilidades de implantación en el territorio, puede consultarse Baqués, Josep. «Los grupos armados subestatales como fuente de inestabilidad: warlords, jefes de clan, milicias», en VV. AA. Actores armados no estatales. Retos a la seguridad global. Cuaderno de Estrategia n.º 152, 2011, pp. 101-130. bie3 ,ĂĐŝĂƵŶĂĚĞĨŝŶŝĐŝſŶĚĞůĐŽŶĐĞƉƚŽͨ'ƌĂLJŽŶĞͩ;'Ϳ :ŽƐĞƉĂƋƵĠƐYƵĞƐĂĚĂ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞ/ŶǀĞƐƚŝŐĂĐŝſŶ ϬϮͬϮϬϭϳ Ϯϭ


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