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1072 exclusión aérea para blindar la GZ o se podría optar —lógicamente— por una combinación de las dos medidas señaladas en este párrafo, a modo de operación conjunta. En la medida que las intervenciones indicadas hayan tenido éxito, las FF. AA. del Estado promotor podrían hacer llegar armas y municiones al interior de la GZ, a fin de preparar a los proxies locales para una hipotética escalada de la violencia (que probablemente implicaría la transición hacia una HW). En última instancia, las mismas vanguardias que en un primer momento estaban dedicadas a guiar a las masas para desarrollar acciones no-violentas pueden ser las que en otra fase del conflicto lideren acciones violentas. Esto puede resultar paradójico, pero en realidad entra dentro de la defensa puramente tacticista de las herramientas no-violentas, de acuerdo con lo previsto por sus propios adalides67. En otras ocasiones, cuando la GZ tiene que ver con aguas, islas o pequeños archipiélagos en disputa, es fundamental la coordinación de los esfuerzos tendentes a definirla. Normalmente, las actividades de buques pesqueros, la realización de prospecciones planteadas con lógica empresarial, o el desarrollo de misiones científicas constituyen mecanismos muy útiles para apoyar la creación de una GZ. El despliegue de unidades del servicio de guardacostas —en ocasiones ni siquiera integradas en las FFAA, aunque puedan tener naturaleza militar— con el argumento de proteger a los buques civiles antedichos puede reforzar esa situación de facto. Pero para que todo ello sea sostenible, resulta fundamental la cercanía de bases militares y/o una elevada capacidad para desplegar unidades navales de combate que disuadan a terceros Estados que deseen interferir en la definición de esa GZ (o en su progresiva expansión). 67 La estrategia basada en la no-violencia parte de la conveniencia (práctica) de no alterar esta regla de oro. Pero sus principales defensores dejan claro que no se trata necesariamente de un prurito ideológico (que pudiera vincularse a una deontología pacifista) sino que se trata de más bien de ser fieles a las técnicas más útiles en casos de (gran) asimetría de poder. De este modo, la acción no-violenta no se halla hipotecada «por razones éticas, religiosas o morales» (v. gr. Gene Sharp. La lucha política noviolenta. Criterios y métodos, Santiago de Chile: Ediciones CESOC 1988, p. 37). De modo que una escalada hacia la violencia podría ser considerada como un fracaso táctico y empírico por Sharp, ciertamente, pero atendiendo a estos antecedentes teóricos es harto discutible que sus acólitos tuvieran objeciones más profundas que plantear a la transición de la no-violencia a la violencia comentada en este párrafo. bie3 ,ĂĐŝĂƵŶĂĚĞĨŝŶŝĐŝſŶĚĞůĐŽŶĐĞƉƚŽͨ'ƌĂLJŽŶĞͩ;'Ϳ :ŽƐĞƉĂƋƵĠƐYƵĞƐĂĚĂ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞ/ŶǀĞƐƚŝŐĂĐŝſŶ ϬϮͬϮϬϭϳ Ϯϴ


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