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394 consecuencias que generan sus decisiones, que pueden ser muy relevantes para las personas afectadas por ellas14. El «desorden» inherente a estos problemas significa que se necesitan herramientas analíticas muy potentes que permitan dar sentido a su complejidad. También significa que deben tenerse en cuenta siempre las posibles «consecuencias no deseadas», efectos imprevistos, a menudo indeseables, que pueden producirse cuando se interviene en sistemas complejos. Intentar abordar problemas perversos a nivel nacional (por ejemplo, la insurgencia o el narcotráfico en Afganistán) requiere un marco conceptual (el de los sistemas adaptativos complejos) que permita tener en cuenta el tipo de complejidad que debe afrontarse. Los problemas perversos arraigan y prosperan precisamente porque existen en un sistema complejo que se adapta a los cambios internos y externos, por lo que los problemas perversos y los sistemas adaptativos complejos son marcos complementarios de análisis. El primero describe la naturaleza de un problema particularmente difícil, mientras el segundo describe el paisaje más amplio que rodea e influye en el problema. Y lo que es más importante, el concepto de SAC pone de manifiesto las limitaciones que el modelo de lecciones aprendidas presenta a la hora de enfrentarse a problemas complejos y adaptativos. Es difícil aplicar este modelo cuando no hay soluciones alternativas a comparar; cuando no es posible intentar soluciones alternativas a un mismo problema; y cuando cualquier acción sobre el mismo altera sus características de forma imprevisible. Las guerras en sí mismas, salvo las que adoptan la forma de una acción resolutiva de corta duración, son sistemas adaptativos complejos difíciles de gestionar una vez puestos en marcha. Freedman lo reconoce, sin mencionar este concepto, al afirmar: «Las guerras largas pueden obtener las consecuencias deseadas, pero tras cierto tiempo generan problemas y consecuencias ausentes inicialmente. Estas consecuencias no deseadas pueden resultar tan importantes, si no más, que las pretendidas». Es por ello que este autor concluye que la guerra y sus causas son una 14 Un error de cálculo en la aplicación de políticas de erradicación destinadas a destruir plantaciones de opiáceos puede llevar a la ruina a los agricultores de una comunidad, arrojándolos en manos de la insurgencia o condenándolos a la pobreza. Un error en la elección de los aliados en la lucha contra los talibán puede llevar a rearmar y reforzar a señores de la guerra en absoluto comprometidos con el progreso de Afganistán, comprometiendo el futuro del país a largo plazo. Los esfuerzos que se realicen a posteriori para reconducir las políticas de lucha contra la producción de narcóticos o para reforzar a las autoridades formales no podrán pasar por alto las consecuencias irreversibles producidas por las acciones anteriores. bie3 >ĞĐĐŝŽŶĞƐĂƉƌĞŶĚŝĚĂƐĞŶĞƐĐĞŶĂƌŝŽƐĐŽŵƉůĞũŽƐ͎͗ĞƐƉŽƐŝďůĞĂƉƌĞŶĚĞƌĚĞůĂƐ ŽƉĞƌĂĐŝŽŶĞƐĚĞĞƐƚĂďŝůŝnjĂĐŝſŶ͍ :ĂǀŝĞƌZƵŝnjƌĠǀĂůŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϰϭͬϮϬϭϳ ϭϮ


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