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BOLETIN IEEE 6

484 Históricamente el Partido Republicano de Estados Unidos ha tenido más empatía política con los Gobiernos israelíes, especialmente los de la derecha5. El Partido Demócrata se ha centrado más a lo largo de su historia en apoyar un acuerdo definitivo, tal y como hizo Bill Clinton durante los años 90. Por otro lado, Barack Obama —que ya de por sí prestó menos atención a los asuntos de Oriente Próximo que sus antecesores para centrarse en el sudeste asiático— mantuvo una distancia significativa, consciente de no romper con la mecánica de la alianza entre ambos países hilvanada a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado. Un conservadurismo que une La situación actual para el Gobierno israelí va en la dirección que interesa: la comunidad internacional tiene otra agenda de prioridades; una que involucra a actores que son, o han sido, enemigos declarados de Israel, pero sin apuntar como antaño a esta última. La política defensiva-agresiva y aislamiento militar israelí ha fortalecido, y fortalece, a su ala derecha política6 —que capitaliza la seguridad ante todo— y que sale más fortalecida cada legislatura. A esto hay que sumarle la decadencia de la izquierda israelí en el Knesset (Parlamento judío), que lleva más de una década sin tener esa fuerza política pretérita que gobernó prácticamente las primeras cuatro décadas de la historia del país7. Este afianzamiento político de la derecha conservadora hebrea —la misma que abraza el radicalismo8— puede facilitar las relaciones entre Estado Unidos e Israel, dado que 5 Estadistas como Henry Kissinger o Paul Wolfowitz, ambos judíos, al igual que los nombrados líneas más arriba, fueron grandes pivotes diplomáticos de las relaciones entre ambos países y postularon una línea dura pero con esperanzas de alcanzar la paz. En el extremo está la vertiente de académicos como Richard Perle o Douglas Feith que proponían el cambio radical de las políticas de Clinton, y cerrar cualquier vía al Estado palestino. SHLAIM, Avi. El Muro de Hierro. 2003. 6 Las características del sistema parlamentario han propiciado el aumento de poder político de la derecha ortodoxa y revisionista judía. Los últimos Gobiernos, que han tenido como cabeza a Netanyahu, han obligado a este a forjar alianzas con las agrupaciones más conservadores del Knesset. 7 La izquierda israelí, a través del Partido Laborista, ha sido siempre el brazo político más dispuesto a buscar una solución final para la causa palestina, quedó demostrado durante los acuerdos de Taba en el 2000, bajo la legislatura laborista del primer ministro Barak, quien se excedió en unas concesiones nunca antes ofrecidas, pero que fueron rechazadas por Arafat. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2013/DIEEEO84- 2013_AcuerdosOslo_20_AnosOportunidadesDecepciones_DRajmil.pdf. 8 «Tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas». Palabras de Ayelet Shaked, actual ministra de Justicia. bie3 /ƐƌĂĞůLJdƌƵŵƉ͗ĂůĂĞƐƉĞƌĂĚĞůĂĐƚŽƌĂŵďŝǀĂůĞŶƚĞ :ĂĐŽďŽDŽƌŝůůŽ>ůŽǀŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϰϳͬϮϬϭϳ ϰ


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