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BOLETIN IEEE 6

701 En una Europa sumida en una crisis continua —migratoria, económica, política e institucional—, con el Brexit, los populismos y el aislacionismo de Donald Trump añadiendo leña al fuego, las palabras de Xi Jinping sonaron a bálsamo reparador, pese a la desconfianza que genera la asertiva política exterior china en los mares de su entorno. Aunque Europa no se signifique tanto como EE.UU., en la defensa internacional de los principios democráticos, soporta con dificultad que China no comparta derechos humanos como la libertad de expresión, ni valores como la independencia de la justicia o la democracia. El liderazgo chino, sin embargo, está cada día más convencido de que su sistema meritocrático no tiene nada que envidiar al democrático y se ajusta mejor a los países en vías de desarrollo. No pretende exportar su modelo, porque considera prioritario el principio de no injerencia en los asuntos internos de un país, pero no tiene reparos en colocarse al frente de «un nuevo orden internacional más justo y razonable»7, según declaró Xi Jinping durante un seminario sobre seguridad, cuya celebración el pasado febrero en Pekín parece ligada al XIX Congreso del PCCh. Tras varios atentados mortíferos en diversos puntos de China atribuidos a un grupo radical islámico de la minoría uigur que pretende la independencia de la región autónoma de Xinjiang, en el extremo occidental de China, el jefe del Estado creó en 2014 la Comisión Nacional de Seguridad, supuestamente similar al Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU. Los medios no informan de sus reuniones. Es una de las muchas instituciones que Xi Jinping preside. Radicalismo, terrorismo y separatismo son los tres grandes miedos del liderazgo chino, amenazas que comparte con los países de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en la que junto a China se integran Rusia y las ex repúblicas soviéticas centroasiáticas, además de India y Pakistán que se unieron en 2016. Pekín cree firmemente que el desarrollo, tanto económico como educativo, de Asia Central es la solución a esos tres grandes males y, la Nueva Ruta de la Seda, anunciada en Kazajstán en octubre de 2013, responde a esa creencia. El desafío parte de la misma China, que pretende que la Ruta suponga un fuerte impulso al compromiso de luchar contra la desigualdad económica entre la costa y el interior del país. 7 «Chinese presidente Xi Jinping has vowed to lead a “new world order”». Quartz, 22/02/2017. Disponible en https://qz.com/916382/chinese-president-xi-jinping-has-vowed-to-lead-the-new-world-order/. Fecha de consulta: 19/05/2017. bie3 ůŶƵĞǀŽŽƌĚĞŶĐŚŝŶŽ 'ĞŽƌŐŝŶĂ,ŝŐƵĞƌĂƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϱϴͬϮϬϭϳ ϭϭ


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